Las tribus de la innovación

Las tribus de la innovación

Las Comunidades de Innovación fueron creadas por Enel para realizar innovación abierta en las tecnologías de frontera. En Roma tuvieron lugar dos encuentros donde los protagonistas fueron los makers y los drones. Les contamos lo que ha sucedido

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Son comunidades que nos hacen recordar a la de los impresionistas, evoca Ernesto Ciorra, Chief Innovability Officer de nuestro Grupo. Son las Innovation Communities de Enel, diez comunidades que se dedican, cada una, a un tema crucial de la innovación, desde la inteligencia artificial a la robótica, desde los drones a la “blockchain” o cadena de bloques. Junto con los pintores que cambiaron el arte occidental a mediados del siglo XIX, no solamente comparten el espesor revolucionario, sino también su estructura: un grupo abierto del cual se puede entrar y salir sin formalidades, que no tiene jerarquías ni tampoco órdenes del día.

Nuestra filosofía Open Power consiste en abrirnos a ideas innovadoras procedentes de cualquier parte del mundo, ya sea internas o externas al Grupo: las Innovation Communities son la expresión más natural de este método. Y, para poder compartir experiencias y puntos de vista, es útil encontrarse personalmente, verse, hablarse. En los últimos meses, por ejemplo, hemos organizado dos eventos en nuestra sede romana, dos encuentros sobre la innovación, para abrir las a los ecosistemas externos: el 14 de octubre, la reunión de los “makers”, y el 20 de noviembre, la de los drones.

 

Leonardo y los tecnofriquis

El encuentro con los makers tuvo lugar durante la edición italiana del evento más importante del sector, Maker Faire. Pero, ¿quiénes son los makers? Según Ciorra, Leonardo da Vinci era un maker y también lo es Steve Wozniak, uno de los padres del ordenador personal y, por lo tanto, de la sociedad actual: los makers (artesanos digitales) son personas que tienen la capacidad de imaginar y realizar objetos concretos innovadores. Su objetivo, dice Alessandro Ranellucci de Slic3r, empresa especializada en soluciones innovadoras para la impresión 3D, es aplicar el propio espíritu artesanal para lograr que la tecnología sea más democrática y accesible a todos.

Hasta hace unos años, los makers no existían y se los consideraba como un fenómeno casi folclórico. Stefano Capezzone de la Asociación Roma Makers los llama “tecnofriquis”, mientras que Andrea Cattabriga de SlowD (una plataforma de makers para las empresas) se define un “temerario digital”. Actualmente, los makers están conquistando el mundo con un modelo triunfador, el Fab Lab (en inglés “Fabrication Laboratory”, pero a Capezzone le gusta imaginarlo como un “Fabulous Laboratory”). Uno de estos laboratorios es el OpenDot, que realiza productos que ilustra Alessandro Masserdotti, entre ellos, una silla de ruedas de diseño, tan bella y tan funcional que la niña discapacitada que la usaba era considerada por sus compañeros como la más vanguardista.

 

Maker sin saberlo

Masserdotti destaca que las empresas necesitan creatividad y los makers la tienen, y mucha. Así lo entendieron empresas como Rete Ferroviaria Italiana, a la que Giacomo Falaschi llevó la experiencia de la Fab Academy de Bolonia, una especie de universidad de makers. También Enel ha comprendido este concepto integrando makers en una comunidad abierta. Según Cattabriga la palabra clave es compartir, no participar, como si en una cena no hubiera diferencia entre huéspedes o invitados, sino que todos cocinan juntos.

Dentro de una óptica Open Power, hemos elegido abrirnos a proyectos externos y valorar el potencial creativo de nuestros colaboradores: muchos compañeros de trabajo se han dado cuenta que han sido siempre makers sin saberlo. Como es el caso de Michele Scaramuzzi (O&M Enel Green Power), quien se divertía en ejercitar su pasión de forma autónoma mientras que su sueño era el de hacerlo dentro de un ambiente organizado en el Grupo y, si sus colaboradores eran compañeros de trabajo, mejor aún. Uno de ellos es Alessandro Benanti (también O&M Enel Green Power), inventor de un sistema que transmite las lecturas de los sensores de los diques hidroeléctricos con un simple mensaje al móvil, ideal para las zonas montañosas donde la conexión internet es débil o inexistente. Según el parecer de Benanti, el sector hidroeléctrico se adapta bien a la innovación tipo maker por su dimensión material y, también, por su familiaridad con lo artesanal, característica de la mayoría de las personas que trabajan en ese ámbito.

No solamente presentamos nuestras innovaciones, sino que incluso no vemos la hora de escuchar lo que tienen que contarnos los demás: este es el verdadero sentido de las Innovation Communities. Por ello, escuchamos con entusiasmo las numerosas soluciones presentadas por Simona Maschi del Copenhagen Institute of Interaction Design: desde una interfaz gracias a la cual personas con discapacidad pueden tocar música simplemente moviendo la cara, al dispositivo que abre las ventanas si verifica que la calidad del aire dentro de la vivienda es peor que la del exterior. Hasta soluciones futurísticas como la lámpara solar inteligente que se autorregula según la posición de las personas y, si está conectada a internet, puede además comprar y vender energía en la bolsa.

 

Los drones como sensores voladores

El segundo encuentro fue sobre los drones, más específico que el anterior pero similar por su modalidad. También en este caso, las experiencias de Enel fueron presentadas conjuntamente con las de otros protagonistas del sector, procedentes del mundo de la investigación y de la industria. Se prestó una atención particular, naturalmente, hacia los usos en el ámbito de la energía y del ambiente y lo que pueden aportar a la transición energética.

Francesco Grimaccia del Politécnico de Milán explica que los drones nacen como “sensores voladores”, pero si se ponen en condiciones de elaborar datos y comunicarlos, por ejemplo a una nube, se convierten en objetos conectados con la vanguardia de la Internet de las Cosas. Un dron puede localizar un incendio y, quizás, también apagarlo. De sensor se ha convertido en un robot volador. La conexión en una nube es muy importante porque los drones pueden ayudar a las ciudades inteligentes: por ejemplo, se pueden utilizar para monitorizar y agilizar el tráfico, como describe Elisa Capello del Politécnico de Turín.

 

Cuando los drones ofrecen espectáculo

Son muchas las aplicaciones desarrolladas para los drones que el Grupo Enel utiliza. La importancia que le damos al sector, como destaca Miriam Di Blasi, project manager de Enel, queda demostrada en la Innovation Communities que le dedicamos. Por ejemplo, gracias a los drones podemos inspeccionar una chimenea sin tener que enviar técnicos a esas alturas peligrosas; por otro lado, las fotografías de una planta tomadas por un dron tienen una nitidez mucho mayor que la de Google y hasta los daños que puede provocar el mal tiempo se pueden señalar con anterioridad y con mayor precisión. La nueva frontera es la técnica de vuelo más allá del alcance visual del piloto (BVLOS, por sus siglas en inglés), una solución de gran utilidad para poder inspeccionar grandes plantas de producción, centrales e infraestructuras de la red eléctrica. Para la gestión de estos vuelos críticos, nace el proyecto D-Flight, desarrollado por Enav (Ente nacional de asistencia de vuelo), como nos ha ilustrado Cristiano Baldoni, mientras que Riccardo Delise de Enac (Ente nacional para la aviación civil) ha resumido los últimos avances y diferencias de la normativa nacional y europea.

Mientras tanto, la mirada va más allá. ¿Por qué los vehículos autónomos pueden surcar solamente el cielo? Ya están en vía de desarrollo las naves sin piloto, que comparten, juntamente con los drones, la necesidad de las telecomunicaciones satelitales, como ha explicado Piera Di Vito de la Agencia Espacial Europea. Pero también en el espacio se abren nuevos horizontes, según nos cuenta Daniele Pagnozzi: Thales Alenia Space está proyectando Stratobus, un vehículo autónomo vagamente similar a un gran dirigible que puede volar en la estratosfera, una solución que se encuentra entre el dron y el satélite tomando el lado positivo de ambos y uniéndolos en un sistema integrado.

Por último, dos historias de éxitos de grandes empresas. Achille Montanaro de Intel ha presentado un uso espectacular y, seguramente, fascinante de los drones, un show en el que los aparatos, iluminados, realizan coreografías asombrosas en los cielos nocturnos, acompañados por música y por juegos de agua de grandes fuentes. Mientras que Amazon, además de utilizar drones para sus entregas, ofrece, con Amazon Web Services, servicios de nube para la inteligencia artificial utilizando los datos recabados por los drones, entre los cuales, por ejemplo, el estado de salud en el que se encuentran los árboles cercanos a las líneas eléctricas para prevenir daños o falta de servicios. Describió el proyecto Stefano Sandrini quien, citando al fundador Jeff Bezos, aprobó totalmente nuestro enfoque Open Power: “Los inventos llegan de muchísimas maneras y en diferentes niveles. Los más radicales y revolucionarios son aquellos que permiten a los demás liberar su propia creatividad para cumplir sus propios sueños”.