Fórmula E ¡viento en popa!

Fórmula E ¡viento en popa!

No fue sólo un día de deporte: la tercera etapa del campeonato mundial de coches de propulsión eléctrica, en Buenos Aires, confirmó que esta competición tiene todas las de la ley para cambiar el automovilismo deportivo. También gracias a las tecnologías puestas en juego por Enel, uno de los principales actores de la carrera.

Una carrera entre 20 monoplazas que pasan como balas a más de doscientos kilómetros por hora se disputó en Buenos Aires el pasado 18 de febrero, entre los rascacielos de Puerto Madero, a corta distancia de la Plaza de Mayo y el palacio presidencial, la célebre Casa Rosada. Sin embargo, los turistas que visitaban el céntrico barrio de la capital argentina, y que no estaban enterados de la competición, no se dieron cuenta de nada: de hecho, los coches, todos de propulsión eléctrica, casi no hacían ruido, y el poco que hacían lo superaba el fuerte viento que soplaba del Atlántico.

Fue la tercera etapa del campeonato mundial de Fórmula E, temporada 2016-2017, y por lo visto la iniciativa dio en el blanco, pues su finalidad era de no dejar huella.

No fue solamente una competición adrenalínica que regaló una tarde de diversión al público argentino que, entre los boxes, paddocks y los dos kilómetros y medio de curvas y rectas del circuito ciudadano preparado en unos días a lo largo de las calles del barrio residencial, pudo sumirse en la atmósfera apasionante del circo de la FE, que nada tiene que envidiar al de la F1 (nombres incluidos, ya que entre los pilotos figuran hijos de pilotos como Nelson Piquet Jr. y Nicolas Prost); sino principalmente una forma concreta de difundir la idea que la movilidad eléctrica, además que ser silenciosa, sostenible y no contaminante (algo pues que puede mejorar nuestra vida), ya tiene todas la de la ley para dar vida a una carrera a lo fast & furious.

O mejor dicho, a lo “smart & furious”. Porque en una competición de Fórmula E, lo que cuenta para llegar primero (y en el caso de Buenos Aires adjudicarse el trofeo, corriendo a una media de más de 120 km/h) no son solamente potencia y velocidad sino también la inteligencia para saber dosificarlas y llegar al final de la carrera con las baterías bastante cargadas como para completar la última vuelta.

En otros términos, la Fórmula E quiere cambiar el mundo del automovilismo deportivo, pero principalmente quiere plantear una nueva forma de conducir, una receta para contribuir a cambiar el mundo. Como declaró el argentino Esteban Guerrieri, piloto de pruebas de Fórmula E, “si hace algunos años me hubieran dicho que un día conduciría un coche totalmente igual a un Fórmula 1 y casi tan rápido, pero eléctrico, me habría echado a reír. Ahora, cada vez que piloto uno de estos coches, tengo la sensación de estar pilotando el futuro”.

Gran parte de la receta antedicha está basada en las tecnologías desarrolladas por Enel, uno de los socios principales de Fórmula E, para preparar el circuito y hacer que el impacto ambiental del campeonato, una competición tras la otra, se acerque cada vez más al cero absoluto (un objetivo que Enel se ha propuesto conseguir antes de 2018). Se trata de tecnologías como la microrred gestionada y monitorizada por medidores inteligentes con software dedicado, los paneles fotovoltaicos unidos a un sistema avanzado de almacenamiento de energía, los puntos de recarga para los vehículos eléctricos que participan en la competición.

“La cooperación con Fórmula E nos permite testar todas estas soluciones en un banco de pruebas muy duro, en condiciones extremas: durante el gran premio todo tiene que funcionar a la perfección, ser rápido, fiable y con un margen de error mínimo”

Livio Gallo, director de la división global infraestructuras de redes de Enel

“Las condiciones del gran premio de Fórmula E - añadió Gallo – son ideales para perfeccionar las tecnologías, desarrollarlas lo mejor posible y reducir drásticamente los plazos para llegar a aplicarlas a gran escala. Hoy ya somos capaces de concebir redes eléctricas mejores, un sistema más avanzado de distribución de energía, baterías de carga más rápida, una movilidad eléctrica más eficiente y barata. Y el sueño de las ciudades inteligentes, que hasta hace poco parecía futurista, está cada vez más al alcance de la mano”.

La competición de Buenos Aires fue sumamente importante para Enel, por ser la primera que tuvo lugar en un país donde la empresa cuenta con una red de distribución que suministra electricidad a más de 2,5 millones de clientes. Precisamente en beneficio de éstos, en el área del circuito de Puerto Madero, Enel montó su gran stand blanco (que visitaron, entre otros, el embajador italiano en Buenos Aires, el director de Enel América Latina Luca D’Agnese y los ministros de energía de Argentina y Chile) donde invitó al público a ver con sus propios ojos el futuro, representado por bicicletas y motos eléctricas y nuevas soluciones energéticas, como la tecnología Vehicle 2 Grid – que, en algunos casos, ya existen en el presente.