Energías renovables, la nueva flor de África

Energías renovables, la nueva flor de África

El continente africano se encuentra frente a una gran ocasión de desarrollo, donde el acceso a las energías renovables cumple un rol fundamental. En Adís Abeba tuvo lugar la decimosexta edición de #EnelFocusOn, la primera en África: los principales invitados fueron David Pilling, Antonio Cammisecra (Consejero Delegado de Enel Green Power) y Vera Songwe, (Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África

Una “flor nueva”. Es el significado en amárico de Adís Abeba, ciudad fundada en 1886 en un momento de prosperidad por voluntad de la reina Taitu, esposa del emperador Menelik II. Y, precisamente en la capital etíope, tuvo lugar el 18 de junio, la primera edición de #EnelFocusOn, dedicada al acceso a las renovables en África. Una flor nueva que está haciendo brotar el desarrollo socioeconómico en todo el continente.

Un continente que ya está viviendo un amplio crecimiento económico. Precisamente el año pasado, seis de las diez economías mundiales que maduraron rápidamente eran africanas (Ghana, Etiopía, Costa de Marfil, Yibuti, Senegal y Tanzania), con una tasa de crecimiento continental de 3,5% y un 3,7% previsto por las Naciones Unidas para el año 2019, no obstante la desaceleración de las tres grandes economías africanas: Nigeria, Sudáfrica y Angola. 

Si el crecimiento económico muestra diferencias, estas son más notables respecto a la electrificación. “El acceso a la energía es bajo, aunque está creciendo”, dice David Pilling, editor para África del "Financial Times", autor del libro “The Growth Delusion: Wealth, Poverty and the Well-Being of Nations” y ponente principal de la decimosexta edición de #EnelFocusOn. “Según los datos del Banco Mundial, solamente el 43% de los africanos tiene acceso a la energía, mientras que en 1990 era el 15%. El porcentaje más alto es en Sudáfrica, donde el 84% de la población tiene electricidad, y el más bajo es en Sudán del Sur y en Chad, con tan solo el 9%. La diferencia más sorprendente es respecto al uso de electricidad por persona: Sudáfrica, que es la nación sub-sahariana más industrializada, tiene un promedio de 3.900 kWh por persona, Etiopía solamente 65. Si se confrontan estos datos desde otra perspectiva, resulta que un estadounidense usa 185 veces más la energía que un etíope”.

 

The power of leapfrogging: un gran salto hacia adelante

“En África sub-sahariana hay 602 millones de personas sin electricidad, el 72% de ellas están en áreas rurales. Uno de los problemas principales es la falta de acceso a la energía, siendo el mayor factor habilitador del crecimiento económico. Esta situación puede ser también una oportunidad enorme”, destaca Antonio Cammisecra, Consejero Delegado de Enel Green Power. El gran salto hacia adelante (“leapfrogging”) es posible porque “las energías renovables son idóneas para el continente africano: son rápidas y fácilmente realizables (una instalación eólica puede estar operativa en 8-12 meses), son más económicas respecto a las tecnologías convencionales, pueden aprovechar el enorme potencial de los recursos africanos y están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas”.

Por ello, África debe aumentar la capacidad instalada progresivamente, sobre todo con relación a dos retos futuros que harán que su potencial de desarrollo económico sea impresionante. En primer lugar, el demográfico: en 2050, la población africana se duplicará y será cuatro veces mayor en 2100, sumando 2.000 millones de personas al continente. El otro reto es la urbanización: en 2030, el 50% de los africanos vivirá en las ciudades (es decir, mil millones de personas) y Naciones Unidas estima que, desde 2018 hasta 2035, las diez ciudades que más se desarrollarán en el mundo, serán africanas.

La edad promedio actual es de 19,4 años. Si África puede vencer el reto del crecimiento económico debido al desarrollo energético, la población africana podrá acceder a una mejor calidad de vida y esto significa que las nuevas generaciones se quedarán en África para ayudarla a salir de la pobreza y garantizarle prosperidad”, continúa Cammisecra. “Si esto no sucediera, sería un problema mundial enorme, ya que, de todas formas, el imponente crecimiento demográfico va a llegar y el número enorme de personas decidirá emigrar hacia Europa o América del Norte. Por ello, no se trata de un problema africano, sino de una cuestión de paz y estabilidad mundial”.

 

Séptimo objetivo de desarrollo sostenible: muchos otros objetivos

El acceso a la energía limpia y asequible es el séptimo Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, al cual se conectan muchos otros objetivos. Desde los comprendidos en el nexus Water, Energy, Food (WEF), es decir tres elementos estrechamente interconectados que, al mismo tiempo, son el centro de una demanda creciente en el continente africano, sobre todo en vistas del futuro desarrollo demográfico.

“En las áreas rurales es imposible ser productivos sin electricidad. Si no se tiene una adecuada refrigeración, no se pueden producir alimentos ni se pueden vender. Tampoco es posible bombear el agua”, explica Josefina Stubbs, senior manager de RES4Africa, experta en desarrollo sostenible y reducción de la pobreza, quien ha desarrollado numerosos proyectos en este ámbito para el Banco Mundial, OXFAM y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD, por sus siglas en inglés). “La electricidad es fundamental no solamente para la productividad, sino también para crear los trabajos que necesita el sector rural y es aún más apremiante, si se la relaciona con el crecimiento demográfico y con la urbanización, con relación a la industria, los servicios, el turismo. África tiene que crecer y la energía es la clave para el futuro de las próximas generaciones y para conectarlas con el mundo. Si esto no sucede, muchos países africanos tendrán grandes problemas de gobernanza: la desigualdad de acceso a las oportunidades hace que las sociedades sean más frágiles, aumentando la presión social y política”.

Desde este punto de vista, el acceso a la energía cumple un rol fundamental para las democracias, los derechos y la educación. “El acceso a las energías significa poder acceder a las tecnologías. Un cambio enorme para las jóvenes generaciones de africanos: no solamente en cuanto a la forma de comunicar sino, y sobre todo, por la posibilidad de acceder a las informaciones y poder manifestar sus propios derechos y aspiraciones a quienes toman decisiones”, resalta Joy Doreen Biira, periodista ugandesa y un rostro famoso de KTN, el principal canal de información keniano. “Durante muchísimo tiempo, las personas en África pensaron que vivir en la oscuridad era simplemente una condición natural desde el nacimiento. En cambio ahora saben que el acceso a la electricidad es un derecho constitucional, que mejora la salud y la educación y garantiza el derecho a vivir una vida digna”.