Una transición energética justa y para todos

Una transición energética justa y para todos

En el Foro The European House – Ambrosetti de Cernobbio, fue presentada la investigación “Just E-volution 2030”, realizada por TEHA junto con Enel y  Enel Foundation   sobre los beneficios de una transición energética para todos

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“A just transition”, no “just a transition”. La transición energética representa una gran oportunidad para Europa, pero para que pueda crear riqueza y nuevos empleos, debe ser justa y para todos y no una simple transición.

Un aparente juego de palabras ofrece la mejor síntesis del informe “Just E-volution 2030”, que fue presentado en el Foro The European House Ambrosetti (TEHA), el encuentro internacional que tiene lugar en Cernobbio, Italia, desde 1975, donde se reúnen jefes de gobierno, políticos y representantes del mundo empresarial y financiero de todo el mundo para reflexionar sobre los escenarios económicos del futuro. Fruto de la colaboración entre TEHA y Enel, con el apoyo de Enel Foundation como patrocinador científico, el informe fue presentado el 6 de septiembre por el Consejero Delegado y Director General del Grupo Enel, Francesco Starace, y el Managing Partner y CEO de The European House Ambrosetti, Valerio De Molli.

 

Industria y trabajo: los beneficios de la transición energética

Por medio de un estudio econométrico innovador, fue posible estimar hasta 2030 los impactos de la transición energética sobre la producción industrial, la ocupación y la calidad del aire en la Unión Europea y, particularmente, en Italia, España y Rumania. Gracias al reemplazo progresivo de fuentes fósiles con fuentes renovables, a la electrificación del uso final y al desarrollo de nuevos servicios digitales, la producción industrial de las tecnologías asociadas al sector eléctrico aumentará, para el año 2030, entre 113.000 y 145.000 millones de euros en la Unión Europea a (de los cuales de 14.000 a 23.000 millones en Italia, de 7.000 a 8.000 millones en España y de 2.000 a 3.000 millones en Rumania), mientras que la ocupación laboral crecerá entre 997.000 y 1,4 millones de nuevos empleos (hasta 173.000 en Italia, 97.000 en España y 52.000 en Rumania).

“Nos encontramos frente a una oportunidad – explica Francesco Starace en el prólogo del informe – y para que realmente así sea, es fundamental que la transición energética sea percibida por todos como un beneficio y no como un cambio que da ventajas a algunos y perjudica a otros. Para alcanzar este objetivo, necesitamos políticas previsoras: es cada vez más claro que si las medidas tienen una visión amplia y contemplan aspectos climáticos, energéticos, ambientales, industriales y sociales, se puede obtener este resultado”.

 

Las siete ventajas de la electrificación

El informe identifica siete motivos por los cuales el vector eléctrico podría conducir la transición energética, ofreciendo un aporte significativo al logro de los objetivos de descarbonización de la UE, que la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von de Leyen, confirmó en su discurso al Parlamento Europeo. Por sobre todas las cosas, permite reducir las emisiones de CO2 cuando la generación energética integra una parte importante de renovables y mejora la calidad del aire, con una disminución de los costes relativos a la contaminación que oscila entre 1.000 y 2,9000 millones y con casi 5.000 vidas salvadas antes de 2030 en la Unión Europea. La electrificación reduce también la contaminación acústica, limitando el estrés, mejorando la calidad del sueño y reduciendo posteriores riesgos de hipertensión y de enfermedades cardiovasculares. La flexibilidad ofrece la posibilidad de mejorar la resiliencia y la seguridad de suministro de todo el sistema energético, mientras que la digitalización permite que las tecnologías eléctricas tengan mejores rendimientos relativos a la eficiencia energética, aumenta la innovación y la sostenibilidad de los estilos de vida y de los procesos industriales y es un impulso para la difusión de la economía circular.

La electrificación progresiva permitirá crear también nuevos servicios digitales a disposición de los consumidores, actores cada vez más centrales del sistema energético: tecnologías de acumulación de energía, Smart Network Management, Respuesta a la Demanda, Sharing Platform, Home to Grid, Vehicle-Grid Integration, domótica y sistemas de sensorística. Según el informe, el valor de la producción de estos nuevos servicios se acercará a los 65.000 millones en la Unión Europea (6.000 millones en Italia).

 

La política para una transición a las renovables “just for all”

Además de proveer una valoración cuantitativa del impacto de la transición energética, “Just E-volution 2030” sugiere a los formuladores de políticas de Bruselas y de los Estados miembros, una hoja de ruta de acciones a realizar para garantizar una transición “just for all”, justa y para todos. Particularmente, el estudio identifica cuatro ambientes de políticas. En primer lugar, es necesario ayudar para la difusión de las tecnologías eléctricas, por ejemplo, a través del proyecto “Bonos de inversión para la Transición Energética”, programas financieros y campañas de sensibilización. Es necesario gestionar la pérdida de puestos de trabajo, aumentando las oportunidades de empleo y afrontando el tema de la rehabilitación ("re-skilling") y del perfeccionamiento profesional ("up-skilling"). Y también es necesario afrontar la cuestión de la pobreza energética, para que no quede nadie afuera y para promover una distribución equitativa de los costes asociados a la transición.

Según el estudio, Europa debe “salvaguardar la competitividad industrial”, evitando efectos distributivos negativos en los diferentes sectores socioeconómicos, con el fin de impedir una distribución inocua de los costes y garantizar igualdad en el acceso a los beneficios que genera la transición energética en las diferentes zonas (por ejemplo, ciudades y áreas rurales) y en los diferentes segmentos de la población”. Un enfoque en línea con la “Just Transition Declaration” propuesta por la presidencia polaca de la COP24 de Katowice de 2018.

El reto es confirmar esa ambición que el continente demostró sobre políticas ambientales para ir hacia un sistema libre de carbono, sostenible y inclusivo. Exactamente “a just transition”, no “just a transition”.