Sesenta años imaginando el futuro de la energía

A word from Michele Crisostomo

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Quien cumpla sesenta años en 2022 habrá vivido una época única, probablemente irrepetible. 

Cuando pienso en la historia de Enel, me viene a la memoria una frase que habla sobre los años sesenta y dice: «Lo que hicieron fue mostrarnos las posibilidades y la responsabilidad que todos teníamos. No eran la respuesta. Simplemente, nos dieron una idea de las posibilidades». 

Es una frase que siempre me ha gustado por dos motivos. El primero, es que me recuerda muy de cerca el espíritu con el que, en aquellos años, se fundó Enel, y con el que emprendería el largo camino que la ha llevado a celebrar hoy sesenta años de actividad: ser consciente de su gran responsabilidad, y aprovechar al máximo todas las posibilidades que aquellos años extraordinarios ofrecían a Italia, y a gran parte del mundo. 

El segundo motivo, es que asocio esa frase con la estrofa de una famosa canción, Imagine, porque ambas fueron escritas por la misma persona: John Lennon. La estrofa dice «Imagina a toda la gente compartiendo el mundo», y es la síntesis perfecta de la visión que actualmente tiene nuestro Grupo con respecto al futuro del planeta y a las acciones a realizar para que ese futuro sea posible.

Oficialmente, Enel (Ente Nacional de Electricidad) se fundó el 6 de diciembre de 1962. Fue un jueves. Al amanecer del viernes, el Ente se enfrentaba al enorme reto para el cual había sido creado: electrificar Italia, que se desarrollaba a un ritmo vertiginoso como pocos en el mundo y, para sostenerlo, necesitaba toda la energía posible. Y se la proporcionamos: solo ocho años después, en 1970, Italia estaba unida por una red única que cruzaba la península de norte a sur y llegaba a las islas con conexiones submarinas. Los usuarios se habían duplicado, pasando de 13 a 26 millones.

 

Retos que se convierten en oportunidades

Los retos continuaron durante la década siguiente y, como era propio de nosotros, los asumimos y los convertimos en oportunidades. En 1973, cuando estalló la crisis del petróleo e Italia experimentó incluso el costo social de una dependencia excesiva de las fuentes de energía importadas, pusimos en marcha un ambicioso plan nacional. El objetivo fue romper esa dependencia en la medida de lo posible, adoptando una combinación energética visionaria y, en cierto sentido, profética para la época: porque por primera vez se centraba en las fuentes renovables –por entonces definidas como «alternativas»–, especialmente la energía hidroeléctrica y las primeras centrales eólicas y solares. 

En otras palabras: el reto era conseguir la autosuficiencia energética del país, la oportunidad era iniciar la transición energética, hicimos ambas cosas. Tanto es así que en los años 80, cuando los conceptos de conciencia medioambiental y sostenibilidad empezaron a imponerse lentamente en todo el mundo, nosotros ya los habíamos incluido en nuestros planes de negocio. 

Llevábamos mucho tiempo en la senda de las renovables y, gracias a la experiencia acumulada, estábamos en una posición privilegiada para dar un giro decisivo al futuro energético del país. Y no solo en Italia, porque poco después, tras la transformación en sociedad anónima en 1992 y la posterior cotización en bolsa en 1999, lanzamos un plan de expansión internacional que llevó al Grupo a adquirir el control de operadores del sector energético, particularmente en España, Estados Unidos y Latinoamérica.

 

La revolución digital

Mientras tanto, surgían nuevas oportunidades: las que ofrecía la revolución digital, que aprovechamos para ofrecer a nuestros clientes un servicio aún mejor y llevar la innovación tecnológica a todas las áreas, hasta convertirla en uno de los pilares de la empresa. Y es gracias a la innovación, la poderosa herramienta con la que hemos hecho realidad tantas de nuestras visiones, que hoy somos líderes en el sector de las redes inteligentes del futuro y el mayor operador privado de energías renovables. 

 

La tradición de mirar al futuro

Naturalmente, todo esto no es suficiente para nosotros. Siempre miramos al futuro tratando de anticiparnos a él, y seguimos haciéndolo con mayor razón hoy, en un presente cada vez más imprevisible, y que cada vez con mayor urgencia nos exige soluciones para preservar el planeta que legaremos a las futuras generaciones. Con esta perspectiva trabajamos en la descarbonización de nuestra generación de energía, en el refuerzo del papel de las redes de distribución –habilitadoras de la transición energética ya en marcha– y en la electrificación del consumo final en los sectores residencial, industrial y de la movilidad eléctrica, convirtiendo a nuestros clientes en los principales protagonistas de la transición. Con este espíritu hemos construido en Sicilia la que será la mayor fábrica de paneles fotovoltaicos de Europa, experimentamos con tecnologías que pueden hacer que nuestro país sea aún más sostenible, seguro e independiente desde el punto de vista energético, y nos esforzamos por apoyar el desarrollo sostenible de nuestra cadena de suministro.

Sostenibilidad, accesibilidad y seguridad son los tres puntos clave en los que también se basa el plan estratégico del Grupo para los próximos tres años, y que pueden alcanzarse de mejor manera persiguiendo un único y sencillo objetivo: la descarbonización. El mismo que pretende conseguir el mundo entero, cuyos habitantes son cada vez más conscientes de que este es el único planeta que tenemos y que, como dice la estrofa de Imagine, es hora de que aprendamos a compartirlo y a cuidarlo. Lo sabemos desde hace sesenta años, y estamos dispuestos a desempeñar nuestro papel con la misma energía y entusiasmo que aquel viernes de diciembre de 1962. Porque estamos convencidos de que a nuestra edad somos, simplemente, tres veces más jóvenes que a los veinte.