Por qué necesitamos una Gobernanza Transformacional

A word from Giulio Fazio

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Decir que vivimos tiempos difíciles sería quedarse corto. Hacer frente a la crisis climática, las secuelas de la pandemia, la incertidumbre geopolítica y la inseguridad energética exige una acción concertada e internacional, no solo por parte de gobiernos e instituciones, sino también por parte de las empresas. Y fue con esto en mente que António Guterres, secretario general de la ONU, solicitó recientemente un contrato social renovado para abordar los retos más urgentes del mundo. Esta es la base de la iniciativa para la Gobernanza Transformacional del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, de la cual el Grupo Enel es patrocinador. Nuestro Grupo se enorgullece de su papel de liderazgo en la transición energética y tenemos la convicción de que multinacionales como la nuestra también pueden liderar el cambio en términos de gobernanza.

 

Objetivos de Desarrollo Sostenible

En 2015, los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Reunió una serie de compromisos previos bajo un mismo techo y los estableció en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible u ODS, que abarcan desde la protección del medioambiente hasta la promoción de la educación y los derechos humanos y la lucha contra la desigualdad. El ODS 16 se refiere a «Paz, Justicia e Instituciones Sólidas». El Pacto Mundial cree que «este objetivo es el menos comprendido por las empresas, pero podría decirse que es el más importante para ellas». En efecto, el ODS 16 es una de las principales razones por las que el Pacto Mundial de las Naciones Unidas promueve la Gobernanza Transformacional.

Tradicionalmente, la gobernanza de una empresa significaba obtener beneficios (el «resultado final») y mantener contentos a los accionistas. La Gobernanza Transformacional sigue suponiendo obtener beneficios, pero estos deben concordar con los intereses de otros stakeholders, no solo empleados y clientes, sino también las comunidades donde la empresa opera. Por ello, su rendimiento se mide en función de su impacto medioambiental y social, y es un aspecto que los inversores y consumidores tienen cada vez más en cuenta a la hora de evaluar a una empresa y sus productos. Según la CBI, Confederation of British Industry (Confederación de la Industria Británica), dos tercios de los inversores ahora tienen en cuenta los factores de medioambiente, sociedad y gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) a la hora de decidir dónde quieren invertir su dinero.

 

Evitar el greenwashing

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas define a la Gobernanza Transformacional como «un enfoque, y no un concepto jurídico, que las empresas pueden utilizar para ser más responsables, éticas, inclusivas y transparentes, con el fin de promover un comportamiento corporativo responsable, mejorando el desempeño ESG». Yo añadiría que la información detallada es esencial. Es muy fácil para una empresa limitarse a declarar su intención de alcanzar nobles objetivos medioambientales y sociales, pero sin un proceso transparente para verificar qué medidas tangibles está aplicando, existe un grave riesgo de greenwashing o, lo que a mí me gusta llamar, social washing. Establecer medidas de gobernanza que obliguen a la empresa a tener en cuenta los intereses de los stakeholders y la creación de un sistema de indicadores clave de rendimiento (KPI, por sus siglas en inglés) para controlar los resultados, no solo permite ver el rendimiento de la empresa, sino también el impacto de su estrategia sostenible. También creemos que, como directores jurídicos, podemos hacer mucho en este sentido. Siguiendo un proceso creativo e innovador en el establecimiento de reglas y normalizando las mejores prácticas, los abogados internos pueden facilitar que las empresas exporten a todo el mundo un enfoque de negocio basado en ESG. Por supuesto, los países pueden aprobar todas las leyes que quieran, pero las multinacionales que trabajan en muchos países, incluidos aquellos en los que no existe suficiente legislación sobre los principios ESG, pueden colaborar para elevar los niveles de protección. Así pues, si los abogados hacen bien su trabajo, pueden ser un activo no solo para sus empresas y sus inversores, sino también para la sostenibilidad del planeta y las personas que viven en él, tanto ahora como en el futuro.

 

Hacer las preguntas correctas

El mes pasado, tuvimos el privilegio de organizar en Roma la conferencia esGovernance. Entre los distinguidos oradores invitados figuraban Michelle Breslauer, del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, quien compartió la opinión de que las multinacionales pueden promover la Gobernanza Transformacional, ya que tienen «una huella amplia y activa» e influencia en los gobiernos. Añadió que «el liderazgo de Enel y su apoyo a esta iniciativa ayudarán a inspirar a empresas de todo el mundo a afrontar estos retos y a trabajar por soluciones sostenibles». John Armour, profesor de Derecho y Finanzas en la Universidad de Oxford, señaló que las multinacionales ya han desempeñado un papel exitoso en los esfuerzos contra la corrupción. Han sido fundamentales en la exportación de la buena gobernanza. En el caso de las leyes de EE. UU., el Reino Unido y la UE, «las multinacionales pueden actuar como canales a través de los cuales esos estándares luego se aplican luego en todo el mundo». Se preguntó a Marco Becht, profesor de Finanzas en la Universidad Libre de Bruselas, «¿Cómo se puede reformar la gobernanza corporativa para lograr el ODS 16?» A nuestro juicio, su respuesta resumió en qué consiste la Gobernanza Transformacional: «Bueno, puede aplicarse una regla sencilla, la de la empresa responsable, preguntándote “¿Estoy provocando algún daño en la búsqueda de negocios o poder?” Si la respuesta es “Sí”, entonces deberías replantear tu modelo de negocio o de gobernanza; pero si la respuesta es “No”, eso ya es algo muy bueno; y si puedes concluir con que “en realidad, estoy haciendo algo bueno”, entonces, trabajas para la empresa adecuada".