Valor compartido: la sostenibilidad del futuro

Valor compartido: la sostenibilidad del futuro

Enel organizó en Milán el primer encuentro europeo sobre Shared Value Initiative, la organización que promueve la creación de valor compartido: para las empresas, resolver los problemas sociales se convierte en una ocasión para hacer negocio

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En los comienzos se hacía beneficencia: las empresas más sensibles a las cuestiones sociales destinaban una parte de sus ingresos a iniciativas filantrópicas. Una acción loable y que aún sigue vigente, pero que depende de decisiones circunstanciales con un impacto a corto plazo.

Luego nació el concepto de responsabilidad social de empresa (Corporate Social Responsibility, CSR): un modelo estructurado que integra las acciones a favor del desarrollo social en los procesos y estrategias empresariales con una mayor responsabilidad, como su propio nombre indica. La CSR provoca que los beneficios para la sociedad sean más sólidos y duraderos, pero para las empresas, al igual que la beneficencia, el retorno del gasto se limita a obtener una mejor reputación.

 

“Crear Valor Compartido”: un artículo revolucionario

En el 2011, los economistas estadounidenses Michael Porter y Mark Kramer publicaron en la Harvard Business Review un artículo revolucionario: “Creating Shared Value” (Crear Valor Compartido). Fue revolucionario porque presentaron un modelo en el que la solución de los problemas sociales se convierte para las empresas en una oportunidad para obtener ganancias.

Es el caso, por ejemplo, de una importante empresa alimentaria que, en búsqueda de un cacao de calidad, formó a sus propios proveedores para conseguir una producción sostenible y eficiente. El resultado fue doble: aumentó la calidad del producto y la productividad, y mejoró la vida de las familias de los cultivadores de cacao. 

Es un vuelco respecto a la filosofía de la CSR y de la filantropía, que se basan en la idea de que una empresa debe minimizar el impacto social de su propia actividad o “devolver” a la sociedad una parte de sus ganancias. Según la visión del valor compartido, beneficiar a la sociedad no es una carga para la empresa: es una ventaja. El modelo “top-down”, de arriba abajo, se reemplaza por un enfoque participativo e involucra a todas las partes interesadas. 

Las cuestiones sociales y ambientales, por tanto, no son externas a las actividades de la empresa, sino que impactan en su negocio. Los gastos destinados a actividades sociales no representan un riesgo y la colaboración con las ONG se transforma en una alianza estratégica. Principalmente, la visión no se centra en los resultados a corto o a medio plazo, sino que su proyección es a largo plazo. La fuerza del valor compartido es su capacidad de durar y evolucionar en el tiempo conjugando provecho y sostenibilidad: es la sostenibilidad del futuro.

 

El primer encuentro en Europa

El enfoque de Porter y Kramer se encuentra profundamente en sintonía con la visión de Enel, a tal punto que ya desde 2015 hemos adoptado un modelo de creación de valor compartido que integra factores socioambientales en nuestros procesos de negocios. 

Por ello, para Enel ha sido natural unirse a la Iniciativa de Valor Compartido (Shared Value Initiative, SVI), la asociación que nació en el 2012 para favorecer la difusión del modelo de valor compartido en el mundo. Precisamente con ese fin, Enel organizó en Milán, el 28 de febrero, el primer encuentro europeo abierto a numerosas empresas, asociaciones y ONG, con el objetivo de difundir el valor compartido.

En él participaron exponentes de colosos internacionales, como Nestlé y Zara, y también de realidades pequeñas y medianas representativas del tejido económico italiano: crear valor compartido no es una prerrogativa de las multinacionales; más bien al contrario, porque si por un lado las empresas pequeñas tienen menos margen para ofrecer presupuestos, por el otro demuestran una mayor flexibilidad para cambiar sus estrategias.

La presencia de representantes de Enel fue muy numerosa, encabezada por Maria Cristina Papetti, Senior Executive CSV Sustainability Projects and Practice Sharing. También participaron asociaciones como Confindustria (Confederación General de la Industria Italiana) y ONG, como la italiana ACRA, cuya misión es llevar agua, alimentos, electricidad y educación a las zonas rurales de los países en vías de desarrollo. 

 

Un laboratorio para compartir

El lugar y el nombre del evento fueron significativos: se realizó en el Enel Smart Grid Lab y el título fue “Advancing a Shared Value Culture: A Shared Value Workshop & Ideas Exchange”. Por ello, no se realizaron conferencias, sino que fue un intercambio de experiencias, un laboratorio de ideas donde la palabra clave fue compartir.

Estos encuentros son necesarios porque para realizar concretamente un modelo de valor compartido no es suficiente la voluntad: hay que crear las condiciones adecuadas. En particular, los requisitos fundamentales indicados por la SVI son dos. El primero lo introdujo Bobbi Silten, Director General de la SVI, y se refiere al concepto de “purpose” (propósito), que no se relaciona solamente con la simple acepción de ‘objetivo’, sino que representa la razón de ser profunda y fundamental de una empresa. Identificar el propio “purpose”, ponerlo en práctica, divulgarlo, perfeccionarlo son los pasos que permiten que una empresa sea líder en el ámbito del valor compartido. 

El segundo pilar, la cultura, fue profundizado por Dane Smith, Director General de FSG (Foundation Strategy Group), empresa fundada por Porter y Kramer cuyo rol es ser guía dentro de la SVI. La cultura empresarial modela las ideas y los comportamientos, define qué es aceptable y qué se debe impulsar; debe difundirese en todos los niveles jerárquicos y no se debe imponer desde arriba: en todo caso, los mismos directivos pueden transmitirla a través del ejemplo y con la identificación de “testimonios” prestigiosos. Sin una cultura empresarial adecuada, la creación de valor compartido no funciona. 

Precisamente en el caso de Enel, Papetti contó el proceso de integración de la sostenibilidad en los negocios, los nuevos enfoques del valor compartido con las comunidades locales, la importancia de una visión a largo plazo y la necesidad de comunicar la filosofía del valor compartido con un lenguaje adaptado a cada interlocutor. “Es necesario pasar de la sostenibilidad al negocio sostenible”, concluyó. 

Los participantes del taller trabajaron en los dos pilares, algunas veces divididos en pequeños subgrupos y otras juntos, para definir los conceptos de “purpose” y “cultura” en sus respectivas empresas y organizaciones. Cada uno pudo compartir con los demás sus propias ideas y experiencias, con un enfoque colaborativo que fue apreciado por todos. 

El evento finalizó con una visita al Smart Grid Lab, polo de excelencia e innovación de Infraestructuras y Redes, donde los participantes tuvieron la posibilidad de usar nuestros dispositivos de realidad virtual: una experiencia que hizo todavía más valioso el evento de Milán, debut europeo de la Shared Value Initiative.