Un clima eléctrico para el futuro

Un clima eléctrico para el futuro

Los beneficios de la electrificación para el planeta y para la sociedad fueron el tema central de la 17º edición de #EnelFocusOn en Nueva York. La ponencia principal estuvo a cargo de Rachel Kyte, CEO y Special Representative of the UN Secretary-General for Sustainable Energy for All. Junto a ella, el Consejero Delegado y Director General de Enel, Francesco Starace

La energía es un habilitador fundamental para el progreso y el crecimiento: sin una energía limpia y asequible no puede haber un futuro de bienestar sostenible y para todos. Para lograr que este futuro se concretice, nada es más potente que la electricidad.

Enabling a clean future: the power of electricity”. Este fue el tema central de #EnelFocusOn, que tuvo lugar en Nueva York el 24 de septiembre, durante la semana en que se reunieron los líderes políticos de todo el mundo en la sede de las Naciones Unidas para debatir sobre las actividades realizadas para contrastar el cambio climático y construir una sociedad más justa y equitativa. En la decimoséptima edición del ciclo global de discusiones abiertas, que comenzó en Roma hace tres años atrás y que hasta ahora fue vista en directo por 14 millones de personas, participaron expertos e influencers provenientes de diez países, nuestro Consejero Delegado y Director General, Francesco Starace, y la ponente principal Rachel Kyte, CEO y Special Representative of the UN Secretary-General de Sustainable Energy for All.

 

La tecnología, una aliada del planeta

La electricidad es un producto “diferente de los demás, difícil de describir porque además no se puede ni ver ni tocar”. Así la definió Francesco Starace durante su discurso de apertura y confirmó que, a pesar de esto, la electricidad posee un potencial ilimitado, que nos permite vencer los retos del calentamiento global y de la desigualdad de esta época.

“La demanda de energía en el mundo sigue aumentando gradualmente, mientras que la velocidad de crecimiento de la demanda de electricidad es doble. - dijo el Consejero Delegado de nuestro Grupo. - Las razones son muchas: la principal, es la tecnología que permite que la electricidad sea cada vez más económica, estable y confiable y que no se vea afectada por las fluctuaciones de los precios de los combustibles fósiles.”

De hecho, la transición energética se debe a un desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías, sobre todo en el ámbito de las energías renovables, donde el progreso de la ciencia de los materiales, hizo posible una disminución notable de los costes de generación, que hasta hace unos años atrás, era inimaginable. Podemos citar dos ejemplos: desde 2010 hasta hoy, el costo nivelado de energía (LCOE, por sus siglas en inglés) solar fotovoltaica disminuyó del 85%, mientras que la eólica “onshore” del 49% (fuente: BNEF New Energy Outlook 2019). En otras palabras, se está haciendo realidad el sueño de Thomas Edison: “Haremos la electricidad tan barata que solo los ricos encenderán velas”.

Francesco Starace agregó que no se trata solamente de ahorrar: “Gracias a la digitalización progresiva, la electricidad es cada vez más versátil y exacta en su uso final, mientras que la energía que proviene de fósiles no lo es y eso hace que aumente su confiabilidad. Además, el vector eléctrico nos permite utilizar mejor los recursos a nuestra disposición. De hecho, las tecnologías eléctricas son más eficientes desde un punto de vista energético que las tradicionales, como es el caso de la movilidad eléctrica respecto a los vehículos convencionales. En pocas palabras, los beneficios son realmente enormes y con las renovables podemos descarbonizar la electricidad y un sinnúmero de otros sectores de la economía. Es el clásico caso en que la tecnología se convierte en una aliada del clima”.

 

La electricidad para todos: una cuestión de justicia

En definitiva, el concepto de electricidad cambia radicalmente. Ya no es más algo indescriptible, sino que es una fuerza inmensamente potente, versátil y con un objetivo bien claro: permitirnos rediseñar nuestro futuro. Lo mismo si hablamos de igualdad social, porque, como lo recordó durante el debate, Francesco La Camera, Director General de Irena (International Renewable Energy Agency), la transición energética “es, sobre todo, una cuestión de justicia”.

Es del mismo parecer Rachel Kyte, quien sostiene que el mayor desafío que nos espera es “tener una energía limpia para preservar el ambiente, pero a un costo que esté al alcance de todos”. La enviada especial de las Naciones Unidas, está convencida que “la electricidad representa gran parte de la solución”.

“Las renovables – afirmó con énfasis Kyte durante su discurso – pueden ser producidas y distribuidas en forma descentralizada, permitiendo que la energía llegue a los mil millones de personas del planeta que hoy no tienen acceso. Los sistemas eléctricos viejos, tienen sus grandes plantas de generación en el centro pero nunca pudieron extenderse para llegar a alcanzar a esas personas. La única manera es producir energía directamente en el lugar en que se necesita y con las renovables se puede lograr con costes moderados”.

Kyte confirma que, en casos como estos, la potencia resultante de la unión entre la electricidad y la tecnología, con una inversión moderada, puede lograr una enorme diferencia en la vida de las personas. “Si podemos desarrollar una máquina de rayos X que tenga un consumo menor al de las actuales, podremos instalarla en cualquier hospital, hasta en los más distantes y que puedan funcionar con una fuente pequeña de energías renovables. Si logramos diseñar sistemas de refrigeración más eficientes y con un coste menor, estarán al alcance de un mayor número de personas que podrán vivir mejor en un mundo donde las temperaturas serán cada vez más elevadas. Además, se podrán conservar mejor alimentos, medicinas, vacunas, mejorando la calidad de vida en general”.

“Resumiendo: – continuó Kyte – si logramos crear un sistema energético descentralizado, descarbonizado y digitalizado, podremos tener una energía realmente democrática, con acceso universal junto con la posibilidad de producirla autónomamente y de que llegue allí donde sea necesario. Nadie quedaría marginado. Es un sueño que se puede realizar y obtener gracias a la electricidad”.

 

Coraje y visión para imaginar el futuro

“Teóricamente, nada nos puede detener”, reafirmó Starace. “La pregunta que normalmente escuchamos es si hay suficiente dinero para financiar la transición energética. Y la respuesta es absolutamente sí: la comunidad financiera no solamente desea invertir en este sector sino que también lo necesita. Los beneficios resultantes para la industria, las comunidades y el mercado del empleo – además de las ventajas para el ambiente – serán significativos y deberán ser repartidos de manera equitativa dentro de la sociedad. Este mensaje es el que debemos transmitir para superar el último verdadero obstáculo que queda”.

La necesidad de una justa transición fue el tema central del informe “Just E-volution 2030”, presentado en el Foro The European House - Ambrosetti de Cernobbio, que demuestra cómo la transición energética puede traer a Europa, con las mejores perspectivas, enormes beneficios en la próxima década: un efecto neto final sobre el valor de la producción de más de 145.000 millones de euros en 2030 y 1,4 millones de nuevos empleos.

Según Starace “es cierto que algunos sectores temen que, luego de la transición energética, podrían producirse recaídas fuertemente negativas: nuestra tarea es la de identificar juntos las modalidades para que todos, sin excluir a nadie, puedan beneficiarse con la transición”.

Rachel Kyte concuerda, afirmando que “para que estos procesos se realicen, no alcanza la tecnología, sino que es fundamental la voluntad política para demoler las viejas reglas. Es necesario luchar contra la inercia del sistema tradicional, que ve solamente el riesgo de sus propios intereses y sus puestos de trabajo, resistiéndose al cambio. También es necesario afrontar aquella tendencia que ignora las problemáticas más urgentes relacionadas con el calentamiento del planeta. Sería mucho más fácil si los gobiernos apostaran a un radiante futuro de electricidad, si los líderes tuvieran más coraje y mayor visión. Y se necesitarían más entidades como Enel, que ha demostrado tener esa visión y ese coraje y que es una de las pocas empresas que puede hacerte imaginar como podría ser el futuro”.

A veces, para imaginar el futuro es útil mirar al pasado, como sugirió Starace al final de su intervención. “Muchas empresas eléctricas nacieron hace tiempo atrás y todas tenían la misma misión: favorecer el desarrollo de la sociedad. Luego de tantos años, nuestra misión no ha cambiado: seguimos estando aquí para servir a la gente. Esto nos da un fuerte sentido al objetivo que perseguimos y es nuestra mayor fuerza”.