Reconstruir mejor

Reconstruir mejor

La economía circular nos permite redefinir y rediseñar colectivamente nuestros sistemas para garantizar un espacio ecológicamente seguro y socialmente justo para todos.

de Martijn Lopes Cardozo
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Los tiempos de crisis globales pueden provocar cambios. Como seguimos atravesando tiempos inciertos, es fundamental rediseñar el sistema económico y social para que sea resiliente a futuras crisis.

El COVID-19 ha hecho más evidentes los defectos de la economía global; defectos que hace tiempo conocemos pero que como sociedad seguimos posponiendo. Por primera vez en la historia, la cantidad de material consumido por nuestra economía global también ha superado los 100.000 millones de toneladas, de las cuales solo el 8,6% se ha reciclado y ha vuelto a la economía. 

Las cadenas mundiales de suministro interdependientes, la extracción de materiales que se produce más rápido que su regeneración enmarcado en un modelo económico basado en la búsqueda de beneficios y un crecimiento desmesurado a expensas de la estabilidad y la resiliencia han sido la marca distintiva de la cultura del consumo y del descarte. La pandemia solo sirvió para poner al descubierto estas fallas.

El COVID-19 ha creado un espacio en el escenario global para el concepto “reconstruir mejor”. No debemos dejar escapar esta oportunidad. Un concepto que combina la necesidad de incrementar la resiliencia de nuestros sistemas con la economía circular.

En concreto, dos prácticas de economía circular construyen resiliencia. En primer lugar, el uso de recursos secundarios y renovables aumenta la resiliencia aumentando la variedad de materias primas disponibles para la industria. En segundo lugar, las cadenas de valor descentralizadas  una tendencia en crecimiento a medida que la economía circular se desarrolla – son menos vulnerables a las crisis globales y permiten la toma de decisiones localizada, o sea, rápida. 

La economía circular nos permite reinventar y rediseñar el sistema y crear un ambiente eco-sostenible y equitativo, al servicio de las personas y del bienestar del planeta. Hoy la economía circular acoge la posibilidad de integrar cada vez más la igualdad y la resiliencia en este modelo. 

¿Cómo? Tenemos que recuperar la armonía con la naturaleza y con los recursos comunes. Cuando hablamos de economía circular, hablamos de un modelo que imita a la naturaleza, donde los residuos no existen. Nuestra red industrial debería funcionar como un ecosistema – un concepto cada vez más relevante dada la escasez de las materias primas – aplicando el principio de distribución equitativa y salvaguarda de los recursos comunes como el agua o el aire.

Necesitamos dar con el equilibrio justo entre lo local y lo global. A medida que se reanuda la “normalidad”, podemos asistir al fenómeno de la “glocalización”, es decir un sistema con productos y servicios creados en clave local, pero pensados para el mercado global.

Solo el tiempo dirá lo que nos deparará el futuro, pero si miramos hacia un mundo pos-COVID-19, es fundamental aprender de los errores del pasado desde ya.

 

Por favor, ten en cuenta que muchas de las ideas expresadas en este artículo están inspiradas en artículos previos escritos por colegas de Economía Circular.