Empresas y clientes: una buena comunicación

A Word from Roberto Deambrogio

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Ya no podemos considerar a los consumidores de energía como meros usuarios pasivos. En la actualidad, nuestros clientes son protagonistas del cambio y si queremos llevar a cabo la transición energética para lograr un sistema más sostenible, debemos hacerlo juntos.

Las decisiones de compra son una herramienta muy importante que los consumidores tienen a disposición para influir de manera positiva sobre el medioambiente, y muchos se están dando cuenta de esto. Son cada vez más los clientes que deciden contribuir con la sostenibilidad. Nuestro deseo es que esta comunidad crezca cada vez más hasta llegar a involucrar a toda la población. Para lograrlo, debemos ser todos conscientes de las consecuencias de nuestras elecciones. Es el requisito previo para cambiar nuestros hábitos.

Las empresas deben acompañar a los clientes en este camino, pero no con una actitud de quien quiere enseñar una lección o imponer su propio modelo, sino ofreciendo las herramientas y las informaciones necesarias para ser centrales en este cambio de paradigma.

 

Electrificación y transición energética

La electrificación de los consumos es uno de los pilares de la transición energética. Si utilizamos la electricidad para el transporte, la cocina, la calefacción de los ambientes y del agua, el consumo energético será más eficiente y sostenible. Debemos promoverlo en todos los niveles, desde las grandes empresas, pasando por la administración pública, hasta llegar a los ciudadanos.

Si un ayuntamiento compra una flota de autobuses eléctricos, una empresa instala un sistema fotovoltaico o de biomasa, un ciudadano pasa a la bomba de calor o a la placa de inducción, son todas acciones individuales que también tienen consecuencias positivas para la comunidad. Son acciones que requieren el conocimiento de los beneficios económicos de la electrificación y la concienciación del rol activo que cada uno desempeña a favor del clima y, en general, de la sociedad. Para cumplir con ambos requisitos, es necesario realizar una comunicación estructurada y no esporádica.

 

Comenzar por escuchar

En primer lugar, es necesario presentarse como una fuente confiable, acreditada y ser conscientes de que la confianza se construye en el tiempo. Las empresas eléctricas y los clientes son aliados en nombre de la eficiencia y de la sostenibilidad, no son rivales que se encuentran en frentes opuestos. El enemigo en común se llama calentamiento global, contaminación, desperdicio de energía. Muchos nombres y muchas caras pero una sola arma vencedora para combatirlos: la electrificación.

El primer paso para consolidar la alianza, debe ser escuchar a los clientes y comprender cuál es su conocimiento sobre las ventajas de la electrificación. A partir de este análisis, es posible comunicarse con ellos de la manera más adecuada, personalizando el diálogo.

Por ejemplo, uno de los temas donde lamentablemente persisten muchos falsos mitos es el de los coches eléctricos. Algunos piensan que su autonomía no es suficiente o que las infraestructuras de recarga son escasas, otros que los tiempos de recarga son demasiado largos, y otros creen en todas estas cosas juntas. En realidad, las razones de estas preocupaciones ya no existen, pero los prejuicios perduran. Nuestra tarea es esclarecer estos temas con la máxima transparencia.

 

Conveniencia económica y sostenibilidad medioambiental

Naturalmente, uno de los aspectos fundamentales según los cuales un consumidor orienta sus compras es el económico. Es una actitud comprensible, sobre todo en un momento como el que estamos viviendo. Y justamente por esta razón es importante explicar las ventajas incluso económicas de la electrificación: por ejemplo, que la eficiencia de un vehículo eléctrico es entre tres y cinco veces superior a la de los coches con motor de combustión interna, que una bomba de calor consume cuatro veces menos energía que una caldera de gasóleo o de gas, o que las placas de inducción rinden el dobler con respecto a los quemadores de gas.

Con más razón, podemos decir lo mismo de un consumidor de electricidad que decide convertirse en un prosumidor (producer + consumer), instalando un panel solar sobre el techo de su casa o de una industria. En este caso, es evidente la convergencia entre la ventaja medioambiental –por la producción de energía renovable– y la ventaja económica, que deriva de la reducción de energía proveniente de la red eléctrica.

Con respecto a la sensibilidad que tienen los clientes respecto a los temas relacionados con la sostenibilidad, es necesario escucharlos y comprender su punto de vista. Estamos recorriendo juntos el mismo camino, por eso debemos entender en qué punto del trayecto se encuentra cada uno y cómo ayudarlos a acelerar el paso.

A pesar de que el beneficio medioambiental no es tan inmediato como el económico, es igualmente incisivo. Los que ya han probado un vehículo eléctrico que no hace ruido y no contamina, no vuelven atrás, los que ya han cocinado en forma más segura y con una mejor cocción, no vuelven atrás.

Así es como se pone en marcha un círculo virtuoso: cuantas más personas participen del proceso de electrificación, más tangibles serán los beneficios para todos. Y en ese momento, ya no será más necesaria una comunicación hacia los consumidores, sino que ellos mismos se convertirán en embajadores de la transición energética. Cuando los beneficios de la electrificación sean evidentes para todos, la alianza entre las empresas eléctricas y los consumidores habrá superado los grandes retos que estamos viviendo.