E-mobility, las smart cities modelo

E-mobility, las smart cities modelo

Desde Oslo hasta Hong Kong, desde Shenzhen hasta Buenos Aires. El elemento central de una ciudad inteligente es la movilidad eléctrica: son numerosas las iniciativas para promoverla en todo el mundo. El WEF presenta una antología de los proyectos más interesantes

{{item.title}}

¿La ciudad más grande del mundo? Tokio. ¿La más antigua? Jericó. ¿La más cara? Singapur.

¿La más smart? Es difícil de responder: la competencia está muy reñida y son muchos los proyectos de innovación urbana presentados en todo el mundo.

El “Electric Vehicles for Smarter Cities: The Future of Energy and Mobility” del Foro Económico Mundial (World Economic Forum) describe las iniciativas más prometedoras. El documento fue realizado por un grupo de personalidades de relieve en el mundo de la energía, entre ellos el Consejero Delegado de Enel Francesco Starace y Jean-Pascal Tricoire, Presidente y Consejero Delegado de Schneider Electric, ambos copresidentes del Comité Directivo.

 

Facilitar la recarga

Para estimular la movilidad eléctrica, el método más simple es facilitar la posibilidad de recarga.

El municipio de Estocolmo concede el uso gratuito del espacio público a aquellas sociedades que instalen estaciones de recarga, mientras que el de Oslo gestiona una red de estaciones y participa en otros proyectos público - privado. Esta virtud no pertenece solamente al norte europeo pues en el terreno de la sostenibilidad quien tradicionalmente ha sido vanguardista, es Hong Kong: el método de pago smart de las recargas se integra con el del transporte de pasajeros.

Algunas ciudades apuntan a la recarga inteligente, a menudo con distritos o hubs destinados a ello. En Oslo, el proyecto Vulkan tiene más de cien infraestructuras de recarga, tanto normales como rápidas, habilitadas con la técnica vehicle-to-grid (V2G), donde coches y motos pueden reintroducir en la red su excedente de energía. Y gracias a su amplitud y a la posibilidad de reservar los servicios online, puede ser utilizado por agencias de carsharing o de transporte.

La tecnología V2G fue lanzada por Enel en Dinamarca en agosto de 2016, junto a la japonesa Nissan y a la californiana Nuvee, esta última líder en el desarrollo de soluciones para la recarga de vehículos eléctricos.

En el Centro Euref, en los alrededores de Berlín, nació un proyecto interesante: el hub de recarga es alimentado por una micro red eléctrica de origen eólica y solar, y es gestionado por un centro informático que optimiza los tiempos y las modalidades de recarga teniendo en cuenta el estado de la red y los precios de la electricidad.

Las ciudades deben apostar más alto: para la difusión de la movilidad eléctrica es necesario pensar en los transportes extraurbanos. En Noruega existe una red que conecta las principales ciudades del sur del país con estaciones de recarga cada 50 kilómetros. Han surgido proyectos similares en otros países y a nivel internacional: por ejemplo, el proyecto Cirve (Iberian Corridors of Rapid Recharging Infrastructure for Electric Vehicles) que une España, Portugal y Francia.

 

Transportes públicos, carsharing y flotas comerciales

Las ciudades inteligentes apuntan a un objetivo más grande: la electrificación de los vehículos que no sean de uso privado. El sector más inmediato es el del transporte público y muchas ciudades están comenzando a priorizar los vehículos eléctricos: por ejemplo Buenos Aires, Santiago de Chile, Montreal, Oslo, Estocolmo y, en China, Shenzhen y Guangzhou. Sucede lo mismo en la región Isla de Francia, donde el proyecto del principal operador de transporte público Ratp, es el de electrificar el 80% de sus autobuses antes de 2025.

Además de los transportes de pasajeros, existen innumerables posibilidades. El Departamento de Policía de Los Ángeles decidió incorporar 260 coches eléctricos invirtiendo en los puntos de recarga. En Londres, a partir del 2018, todos los taxis deberán ser de cero emisiones y tendrán sus propias estaciones de recarga. En Dortmund, a las empresas de envíos que utilicen vehículos eléctricos se les concederán incentivos concretos, como por ejemplo, el acceso a las áreas del centro. Las calles de Oslo tienen carriles reservados para los coches eléctricos de carsharing. En París nació Autolib', una sociedad de car sharing que posee 4.000 automóviles eléctricos y 1.100 estaciones con 6.200 puntos de recarga. Están naciendo proyectos similares en muchas otras ciudades, como por ejemplo en Bangkok, una ciudad congestionada por el tránsito y muy contaminada. Las sociedades de Movilidad como Servicio (Mobility as a Service - MaaS) cuyo servicio es la integración de diferentes transportes, están naturalmente interesadas en la electrificación. El operador más grande de China, DiDi, tiene una flota de 260.000 vehículos eléctricos y su objetivo es llegar al millón antes de 2020.

 

Hacia un enfoque integrado

Por último, el documento sugiere adoptar una visión integrada a nivel ciudadano, regional y nacional, de tal manera que en la elaboración de los proyectos participen todos los interesados.

A raíz de ello, cita el ejemplo de Montreal, donde se conformó una comisión para la electrificación del transporte en la que participan asesores de medio ambiente, de transporte, de urbanismo y de desarrollo económico junto a las sociedades de transporte público.

En Alemania, se ha concretado una plataforma similar a nivel nacional, con grupos de trabajo donde también participan las ciudades. Gracias a esta iniciativa se elaboró una reglamentación que favorece el uso de coches eléctricos en las ciudades que adhieran: aparcamientos gratuitos, carriles preferenciales, acceso privilegiado en zonas de tráfico restringido.

El informe del WEF habla de estos ejemplos como modelo a imitar para acelerar el desarrollo de la movilidad eléctrica, del que deberán tener en cuenta quienes tomen decisiones políticas, las autoridades locales, urbanistas pero también las empresas que se ocupan del sector de transporte y de la electricidad, sobre todo aquellas que tengan una visión innovadora y sostenible.