Crear valor compartido para afrontar el cambio climático

Crear valor compartido para afrontar el cambio climático

El modelo del valor compartido es un nuevo paradigma que busca que los negocios tengan éxito creando beneficios sociales: ofrece grandes oportunidades también con respecto al cambio climático

de Mark Kramer
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Hoy sabemos que el cambio climático es una amenaza para la humanidad. Por esto es de vital importancia cambiar el sistema energético. Muchas empresas están ligadas al viejo paradigma, pero hay uno nuevo que está cobrando cada vez más fuerza: el modelo del valor compartido. Por dar una definición extremadamente sintética, crear valor compartido consiste en buscar el éxito de los negocios creando beneficios sociales.

A diferencia de la filantropía y de la responsabilidad social de la empresa, la creación de valor compartido (CVC) considera que el bienestar colectivo es el motor de la innovación para obtener una mayor viabilidad y, además, tiene una ventaja competitiva: no pide que las empresas compensen los daños ocasionados o redistribuyan los ingresos obtenidos a expensas de la sociedad, sino en beneficio de la misma.

Hay quien piensa que el capitalismo es un juego que no aporta nada, en el que si las empresas vencen la sociedad pierde y viceversa. El modelo del valor compartido afirma lo contrario, que todos podemos ganar juntos, las empresas necesitan una sociedad próspera y la sociedad necesita empresas prósperas. En este sentido la CVC amplía el concepto de la “mano invisible” de Adam Smith, según el cual el libre mercado tiende naturalmente a realizar los intereses de toda la sociedad.

Buscar la creación de valor compartido permite que las empresas expandan su propio negocio y se vuelvan más interesantes para los inversores. Es el caso, por ejemplo, de la empresa de seguros sudafricana Discovery, que ofrece a los clientes con seguros de vida o de salud una amplia serie de incentivos para que tengan una vida sana, como el reembolso de los costes del gimnasio y de las compras de fruta y verdura. De esta forma, contribuye a mejorar la salud de sus clientes, que reducen así los gastos médicos y, al mismo tiempo, aumenta sus beneficios.

 

La tutela del clima también es una oportunidad

Por lo que respecta al cambio climático, la creación de valor compartido ofrece también una gran oportunidad. El plan principal es el de las fuentes renovables que, gracias a los desarrollos tecnológicos, en poco tiempo se han vuelto competitivas respecto a las tradicionales, apostar ahora por la energía limpia no comporta solo beneficios para el medio ambiente, sino que les conviene a las empresas también. Además, las energías renovables ofrecen un gran potencial para resolver otro importante problema social: llevar la electricidad a los lugares donde esta no llega, por ejemplo, con pequeñas instalaciones solares y, así, mejorar también los servicios, la enseñanza, las oportunidades de trabajo y la sanidad, especialmente en los países en vías de desarrollo. 

Pero el campo de aplicación no se limita solo a la generación de electricidad también permite mejorar la eficiencia energética reduciendo el despilfarro, aporta a las empresas una ventaja económica aparte de las ambientales. La digitalización de las redes y las redes inteligentes se encuentran entre los instrumentos más indicados con este propósito.

Cada vez hay más empresas que empiezan a entender que la energía limpia y la reducción de las emisiones no son un gasto, sino una oportunidad. En concreto, muchos Grupos tienen posiciones más avanzadas sobre temas ambientales respecto a las de los gobiernos nacionales porque entienden los beneficios económicos que estos comportan.

 

Reinventar el capitalismo

Para valorar al máximo la creación de valor compartido, sin embargo, es necesario que las empresas, los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales colaboren completamente. Las inversiones privadas tienen un papel insustituible, pero pueden ayudar a solucionar los problemas solo si estos forman parte de una acción más amplia. Hay muchos problemas de desconfianza y de lenguaje a la hora de hacer colaborar a sectores diversos, pero estamos asistiendo a progresos significativos, gracias en parte a los 17 objetivos de desarrollo sostenible (Sustainable Development Goals – SDG) de las Naciones Unidas, que han establecido un terreno de confrontación común.

Por parte de las empresas, la resistencia al cambio deriva también de una mentalidad ligada al viejo paradigma que está más atenta a los resultados a corto plazo que a las inversiones a largo plazo. Otros Grupos se preocupan más por responder a los medios de comunicación que enfatizan un único hecho negativo que de comunicar de forma eficaz sus propias historias de progreso para la creación de valor compartido.

Las cosas, sin embargo, están cambiando: las empresas se están abriendo al futuro, la sociedad civil y los gobiernos de muchos países se están dando cuenta de que las empresas son parte de la solución y no del problema. Cuando este modelo se haya desarrollado y las principales empresas del mundo se hayan adherido, podremos decir que hemos reinventado el capitalismo y asistiremos a un progreso en la resolución de problemas sociales en un mundo nuevo, un mundo nunca visto.

Perfil de Mark Kramer