La estrategia europea se centra en lo ecológico

La estrategia europea se centra en lo ecológico

En un documento del pasado mes de julio, la Comisión Europea devela un ambicioso plan para que el hidrógeno renovable sea competitivo y el continente se convierta en un faro de la transición energética.

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El hidrógeno verde podría ser la clave para acompañar a Europa hacia el objetivo de las cero emisiones antes de 2050 y también una valiosa ayuda para acompañar a los países de la Unión a salir de la crisis económica del COVID-19 mediante un intenso programa de inversiones y creación de empleo.

Así lo indica un documento de la Comisión Europea publicado el pasado mes de julio que, además de establecer los puntos de una estrategia compartida a nivel comunitario, también revela la gran ambición de Europa por desempeñar un papel de liderazgo a nivel mundial en la trayectoria hacia la descarbonización, la neutralidad climática y una energía verdaderamente limpia.

Si se alcanzan los objetivos para la difusión del hidrógeno renovable en el sistema económico europeo –y el documento indica su viabilidad con datos y cifras– Europa podrá, gracias a su nivel tecnológico, convertirse en un faro a seguir e imitar en todo el mundo.

Pero ¿sobre qué puntos se basa la estrategia europea sobre el hidrógeno? En primer lugar, la constatación de que las tecnologías para producirlo se van aproximando rápidamente al punto de competitividad con el hidrógeno gris y el azul. Lo demuestra el fuerte crecimiento de inversiones en el sector. “Solo en el periodo que va de noviembre de 2019 a marzo de 2020 –se lee en el documento– los analistas del mercado han visto crecer las inversiones globales para la realización de electrolizadores antes de 2030 de una capacidad de 3,2 GW a 8,2 GW, de los cuales el 57% está en Europa; mientras que el número de empresas que se adhirieron al Consejo Mundial del Hidrógeno aumentó, desde 2017 al día de hoy, de 13 a 81”.

 

Objetivos cada vez más ambiciosos

¿De dónde viene esta atención? En su programa sobre la neutralidad climática, Europa ya había indicado un crecimiento del 2% actual al 13-14% en 2050 en la proporción de hidrógeno en su mix energético. Pero la estrategia lanzada el pasado mes de julio establece objetivos aún más ambiciosos: “El uso rápido y a gran escala de hidrógeno limpio es fundamental para la Unión Europea con vistas a una política climática aún más ambiciosa, capaz de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 50% y hasta en un 55% antes de 2030, de manera sostenible también desde el punto de vista de los costes”. A esto se suman la competitividad de las tecnologías europeas para la producción de hidrógeno verde y el beneficio que podría sacar el continente de un desarrollo global en su uso como vector energético, capaz de activar, antes de 2050, un enorme valor de inversiones en Europa estimado entre los 180 y los 470.000 millones de euros. En semejante contexto, el hidrógeno podría cubrir, en el mismo periodo, el 24% de la demanda global de energía, alimentando un mercado anual de unos 630.000 millones de euros.

 

Un impulso a la innovación y a las inversiones

Una trayectoria rica en novedades que, sin embargo, encuentra un límite en el coste actual del hidrógeno verde, más alto que el del hidrógeno gris. El desafío que está en el centro de la estrategia europea, es reducir este precio para que llegue a ser competitivo a través de un plan que prevé el esfuerzo conjunto de la industria y los estados miembros, para hacer más competitivo económicamente al hidrógeno verde, incluso a través de una compleja serie de acciones para crear un marco regulatorio preciso en el que moverse, incentivar la investigación y la innovación, crear nuevos mercados e impulsar las inversiones.

Según la Comisión, la reducción progresiva del coste de los electrolizadores, que ya ha bajado en un 60% en las últimas décadas, hará más competitivo el hidrógeno verde respecto al gris antes de 2030 en las regiones en las que la electricidad producida a partir de fuentes renovables es más conveniente.

 

Un recorrido en tres etapas

A corto plazo, antes de 2024, el objetivo es llegar a producir 1 millón de toneladas de hidrógeno verde al año destinadas, básicamente, a la descarbonización de sectores con alto consumo de energía, como la industria química, la industria pesada y algunos tipos de transporte, como el transporte de mercancías por carretera. Este primer esfuerzo permitirá que la demanda se vuelva estructural en una etapa siguiente, entre 2025 y 2030, cuando la producción de hidrógeno verde debería llegar a 10 millones de toneladas al año y, en términos de capacidad, a 6 GW en 2024 y a 40 GW en 2030. Los esfuerzos tienen que extenderse a los sectores más difíciles de descarbonizar, como son el siderúrgico, el del transporte marítimo y ferroviario y el uso cada vez más generalizado del hidrógeno como vector energético, es decir, como “almacén” de energía para utilizar según las necesidades diarias y estacionales.

 

Los países líderes

En línea con las indicaciones de la nueva estrategia europea para el hidrógeno, algunos países ya han tomado la iniciativa. Por ejemplo, en el mes de junio Alemania lanzó un programa de inversión de 9.000 millones de euros con el objetivo de convertirse en el primer productor mundial de hidrógeno verde dentro de 10 a 15 años. Francia definió un plan de 7.200 millones de euros, que se suman a otros 3.400 millones previstos para la “transición ecológica”, una parte de los cuales ya están destinados a la investigación sobre el hidrógeno sostenible. España aprobó una estrategia para realizar, antes de 2030, 4 GW de electrolizadores, crear una flota para el transporte de pasajeros alimentada con hidrógeno e incrementar de forma considerable la utilización de hidrógeno verde en la industria. También los Países Bajos aprobaron un programa complejo que prevé la realización de numerosas centrales.

Muy interesante también es la estrategia de Portugal, que se planteó el objetivo más ambicioso de producción de hidrógeno a través de electrólisis en relación a su PIB y firmó un convenio con los Países Bajos para conectar sus respectivos planes para el desarrollo del hidrógeno verde, para 2030, aun a través de un corredor logístico y de importación-exportación. Otros países, como Italia y Austria, han apostado por el potencial del hidrógeno como recurso para el futuro y, en estas semanas, están definiendo los últimos detalles de las directrices para las estrategias nacionales sobre el hidrógeno.