La Luna: el nuevo laboratorio de innovación de Enel

La Luna: el nuevo laboratorio de innovación de Enel

En el “renacimiento espacial” en curso, es cada vez mayor la participación de las empresas privadas, entre las cuales está Enel: los objetivos son hacer aún más sostenible la vida del hombre sobre nuestro planeta y habilitar la vida en la Luna.

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Aquella noche de invierno de 1610 algo cambió para siempre. Sobre Padua, el cielo estaba despejado, y un hombre llamado Galileo hizo algo de importancia histórica: cogió el catalejo, que hasta entonces se utilizaba solamente para ver objetos lejanos de la Tierra, y lo dirigió hacia la Luna. En un instante, anuló la diferencia filosófica milenaria entre el fugaz mundo terrenal y el mundo perfecto de las esferas celestes.

Hoy hemos completado la revolución de Galileo: ya no hay separación entre lo que ocurre en el espacio y sobre la Tierra, incluso nuestra vida diaria, en gran medida, se ve facilitada por la actividad de los satélites artificiales en órbita.

 

Las tecnologías espaciales para la energía sostenible

Ya en la década de los 60, la NASA recibía muchas cartas preguntando por qué valía la pena invertir tantos recursos en la exploración del espacio. Desde entonces, las agencias espaciales no se cansan de explicar hasta qué punto la tecnología desarrollada para aquellos objetivos puede ser de ayuda para nuestra vida, desde las telecomunicaciones hasta la investigación biomédica, es tan así que hoy en día al conjunto de estas soluciones se lo conoce con el nombre de “space economy.

A estas razones, se añade otra de gran importancia y actualidad, que al inicio de la era espacial podía parecer de ciencia ficción: hacer más sostenible el planeta Tierra mirándolo desde arriba. Por ejemplo, las observaciones satelitales pueden aportar innovaciones notables en el tema de las energías renovables, localizando los sitios más adecuados para construir las centrales, monitorizándolas una vez que estén en funcionamiento, previendo la producción y, eventualmente, dando indicaciones para su óptima gestión.

De la misma manera, en el sector de la construcción, es posible identificar los mejores lugares para construir edificios sostenibles con un bajo impacto ambiental, pero también es posible estudiar cómo optimizar el aislamiento térmico y minimizar el efecto “isla de calor” que determina el aumento de las temperaturas en las áreas urbanas.

Además, con los satélites es posible monitorizar las infraestructuras, los flujos de tráfico y, en consecuencia, organizar un sistema más eficiente de movilidad, con vistas a reducir el derroche de energía, mejorar la calidad del aire, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir los tiempos necesarios para los desplazamientos.

Para valorizar todas estas oportunidades, no es suficientes tener satélites, también hace falta integrar algunas tecnologías avanzadas, como drones, Internet de las Cosas y big data. Y en estos sectores, las agencias espaciales no pueden hacer todo por sí solas.

 

Enel y el “renacimiento espacial”

Hoy en día, estamos viviendo una nueva carrera hacia el espacio: las misiones que se están preparando son numerosas, para los próximos años se plantea el regreso del hombre a la Luna e, incluso, su arribo a Marte. La primera carrera espacial, la del Sputnik y Yuri Gagarin, la de Neil Armstrong y su “pequeño paso para el hombre”, la protagonizaron solamente las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética. La segunda, en cambio, se caracteriza por la presencia de otros países (empezando por China) y –novedad aún más significativa– el rol cada vez más importante de los privados: pensemos en Elon Musk y su SpaceX, pero también en las numerosas compañías que participan en la empresa espacial con su innovación tecnológica.

Entre ellas está Enel, una de las primeras empresas energéticas en lanzarse a la exploración del sector espacial. Efectivamente, en 2019 firmamos un acuerdo de colaboración en varios sectores con la Agencia Espacial Europea (European Space Agency, ESA por su sigla en inglés): en primer lugar la economía circular, en particular el uso de datos del sector integrados con otras tecnologías para monitorizar la iluminación pública, la eficiencia de los edificios y el flujo del tráfico, con el objetivo de mejorar la movilidad y la sostenibilidad ambiental de las ciudades.

Otros sectores de aplicación de la colaboración incluyen la utilización de datos satelitales aplicados a las redes de distribución de la electricidad, para reducir los riesgos técnicos (como la interferencia de la vegetación con las líneas eléctricas aéreas), optimizar las redes y mejorar la calidad y seguridad del servicio de suministro de electricidad.

En este contexto, en nuestra plataforma de crowdsourcing Open Innovability®, hemos lanzado dos concursos financiados por la Agencia Espacial Europea para el desarrollo de aplicaciones innovadoras basadas en tecnologías espaciales. El primero, tenía como objetivo reducir la contaminación por plásticos en los océanos y la gestión del reciclaje en una óptica de economía circular; el segundo se refería a dos sectores distintos: el mantenimiento predictivo de las infraestructuras y la reducción de las emisiones en el sector del transporte.

“La cooperación con ESA nos brinda la oportunidad de ampliar aún más el alcance de la transición energética a través de la aplicación de las tecnologías espaciales en el sector de la energía”, comenta Ernesto Ciorra, responsable de Innovability® de Enel, y agrega: “Promover una sociedad sin plástico y desarrollar las ciudades circulares para hacerle frente al aumento demográfico exponencial significa afrontar los retos globales de la Innovability®”.

 

La energía de Enel en la Luna

La colaboración con ESA se alínea con otra que pusimos en marcha en 2019 con Thales Alenia Space, uno de los principales proveedores de soluciones para satélites e infraestructuras orbitales, y actor clave en las misiones más importantes de investigación científica y exploración del Universo. En el marco de este convenio, y en nombre de la Agencia Espacial Italiana (ASI, por su sigla en italiano), desde 2021 el Grupo Enel trabaja en un proyecto: estudiar la viabilidad de una base humana en la Luna, en el ámbito de las futuras misiones previstas por el programa ARTEMIS, dirigido por la NASA y por ESA.

El rol de Enel será el de estudiar cómo generar, gestionar y almacenar energía en nuestro satélite.

Entonces, si la tecnología espacial puede ayudar a la energía de Enel, la energía de Enel puede ser útil para las misiones espaciales. Incluso en este caso, se espera que las tecnologías desarrolladas puedan encontrar aplicaciones terrestres, por ejemplo en el sector de la tecnología fotovoltaica, de los sistemas de acumulación de electricidad, de la transmisión wireless de la energía y del uso de dispositivos robóticos al aire libre.

Todas estas son actividades gracias a las cuales nuestro Grupo se ha insertado en este sector. Una realidad que, desde el catalejo de Galileo a las tecnologías satelitales más avanzadas, está cada vez más vinculada al planeta en el que vivimos.