La historia de la electricidad en Chile, ahora en la web

Nunca es fácil establecer con precisión absoluta el momento y el lugar donde se produce una transformación tecnológica. Sin embargo, en Chile no es así, al menos en lo que se refiere a la introducción de la electricidad. Efectivamente, en el país andino, la historia de la electricidad comenzó el 24 de septiembre de 1885 en Santiago, su capital, en un edificio ubicado en el 620 de la Calle Dieciocho. El propietario, conocido y carismático abogado Víctor Echaurren Valero, quiso celebrar así, con luminarias de decenas de bombillas, el cumpleaños de su esposa Mercedes Herboso, en una recepción que pasó a la historia.

Un sitio conmemorativo

Ahora, en el año del centésimo aniversario del comienzo de su actividad en el país, Enel Distribución puso en marcha una iniciativa cultural única: un sitio web que recorre toda la historia de la electricidad en Chile empezando, precisamente, por ese antiguo acontecimiento. El proyecto fue llevado a cabo con la colaboración de la Fundación ProCultura, el ministerio de Educación y el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, a los que se añadió la contribución concreta de diferentes instituciones culturales que pusieron a disposición fotos, grabaciones y vídeos de la época para realizar una reconstrucción histórica con un gran efecto. Todo ello se cargó en el sitio web Revoluz100, ya en línea desde el 30 de noviembre con una primera parte de contenidos.

Descubriendo lugares históricos

Revoluz100 fue realizado con un importante esfuerzo tecnológico, gracias al cual, y basándose en fotos de la época, se reconstruyeron en 3D algunos sitios históricos del desarrollo del servicio eléctrico en Chile, como por ejemplo la primera central eléctrica de Santiago, constituida por cuatro generadores puestos en una nave en Victoria 612, donde todavía hoy tienen su sede las oficinas y los talleres de mantenimiento de Enel.

Una visita en el espacio y el tiempo

La visita transcurre por diferentes recorridos, imaginados entre los edificios símbolo de Santiago, reconstruidos en cinco épocas diferentes: de 1857 a 1939, de 1940 a 1959, de 1960 a 1979, de 1980 a 1999, y del año 2000 a 2021. Por el momento, solo se puede acceder a los contenidos de la primera época. “Nuestra idea –comenta Ramón Castañeda, gerente general de Enel Distribución– es crear un recurso que, con el paso de los años, conservará un valor inmenso para la comunidad, poniéndolo especialmente a disposición de los estudiantes, quienes podrán visualizar el progreso de la ciudad de Santiago a lo largo del tiempo. Es por eso que esperamos que el sitio se convierta en una fuente importante de información y divulgación y que contribuya a formar conciencia de lo importante que es el suministro de energía eléctrica para Chile, tanto en el último siglo de historia como en el futuro”.

Una herramienta para todos

Para relatar los comienzos de la difusión de la electricidad en Santiago –y en todo Chile– se seleccionaron imágenes de un repertorio de casi 20 mil fotos, procedentes de los archivos de Enel Distribución, pero también de archivos universitarios, del Museo Histórico Nacional, del Museo Aeronáutico, de la Cámara Chilena de la Construcción y de colecciones privadas.

El resultado, explica Alberto Larraín, director ejecutivo de la Fundación ProCultura, es también una herramienta que “muestra cómo ha cambiado la vida de las personas al llegar la luz eléctrica. Es sumamente importante que las nuevas generaciones conozcan esta historia”.

Además, la estructura interactiva e inmersiva del sitio se diseñó precisamente para interesar a alumnos y profesores.

En Santiago también nace el futuro

Inspirarse en el pasado también sirve para preparar el futuro. Si en su primer siglo de historia el reto de Enel Distribución Chile ha sido la expansión de la infraestructura, ahora una nueva etapa está relacionada con la electrificación del consumo. La red se desarrolla para llegar a un número cada vez mayor de personas en la metrópoli, en crecimiento demográfico constante, pero también para recibir y gestionar los flujos eléctricos que son cada día más variables debido a la creciente contribución de las fuentes renovables. Además, la distribución tiene que posibilitar la difusión de la movilidad eléctrica, tanto en el ámbito público como privado, y electrificar totalmente viviendas, oficinas e industrias. Un ejemplo de este esfuerzo son los trabajos de ampliación de las subestaciones de Altamirano y Macul.

También en Chile ha comenzado la era de la Grid Futurability, el enfoque que el Grupo decidió adoptar a escala global para realizar redes eléctricas más resilientes, participativas y sostenibles.