Materias primas, un círculo virtuoso para la energía del futuro

Materias primas, un círculo virtuoso para la energía del futuro

La transición energética, acompañada por la evolución tecnológica, deberá repensar el ciclo de materias primas para ser totalmente sostenible. Por esta razón, Enel ha puesto en marcha desde hace tiempo diversas iniciativas para favorecer la circularidad de los recursos.

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Para descarbonizar el planeta es necesario transformar el sistema energético: dejar de producir energía a partir de combustibles fósiles y recurrir a las fuentes renovables, electrificando todos los consumos, desarrollando redes inteligentes y adoptando otras tecnologías como los sistemas de almacenamiento.

Se trata de una evolución que requiere un importante cambio tecnológico y, para lograrlo, serán necesarias materias primas diferentes respecto al pasado, tanto en cantidad como en calidad. Según las estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE), para alcanzar la meta de cero emisiones globales para 2050 y contener el aumento de la temperatura en 1,5º C para fines de siglo, será necesario que, en los próximos veinte años, la extracción de la cantidad de minerales sea seis veces mayor que la actual.

Este crecimiento en el consumo de materias primas debe compararse con la posibilidad de eliminar el consumo de combustibles que, hoy en día, en términos de toneladas de recursos necesarios anualmente, es más de 1500 veces superior.

Además, debemos considerar que las materias primas, a diferencia de los combustibles, no se queman sino que se aprovechan y, por tanto, en un contexto de economía circular, pueden ser regeneradas o reutilizadas al final de su vida útil para un nuevo uso.

Las nuevas tecnologías necesitan, sobre todo, materias primas y materiales tradicionales como el acero, el cobre, el cemento y el aluminio, pero también materiales que hasta hoy han sido poco utilizados como el silicio, el litio o el cobalto, en volúmenes más pequeños en general pero más elevados que los actuales.

Desde un punto de vista geopolítico, estos últimos son los considerados “críticos”, pues se encuentran solamente en algunas áreas del mundo y eso podría dar lugar a casos de interrupción del suministro. Además, presentan una fuerte variabilidad de los precios, con posibles aumentos de precios imprevistos o inesperados que pueden provocar que las nuevas tecnologías sean menos competitivas. Un tema importante también es el del impacto social –como la salud y la seguridad de los trabajadores– que debe estar garantizado en todas las fases. Otro tema central, en cambio, es el del impacto medioambiental que debe ser monitorizado y se debe minimizar en todas las etapas, por ejemplo, en términos de emisiones a lo largo de toda la cadena de suministro, del consumo de agua –especialmente en zonas críticas–, de la producción de desechos y residuos.

Desde hace tiempo, Enel se ha comprometido fuertemente con la transición hacia un modelo de negocio sostenible, tanto descarbonizando el mix energético como reduciendo lo más posible su propia dependencia de las materias primas, adoptando un modelo de economía circular que ha tenido una aceleración significativa en los últimos años, con una estrategia integrada a lo largo de toda la cadena de valor basada en la medición, la innovación y la colaboración.

Esto significa repensar todas las fases de la cadena de valor, comenzando por las materias, identificando materias primas renovables o recicladas, diseñando las plantas de tal manera que se pueda extender su vida útil, individuando modelos de uso que permitan su aprovechamiento, regenerando los que han finalizado su vida útil y, si esto no fuera posible, reciclando y reutilizando las materias primas.

Para esto, es necesario no actuar solos sino colaborando en forma amplia con el propio ecosistema de proveedores, socios, startups, instituciones, universidades y centros de investigación públicos y privados.

En julio de 2021, Enel fue la primera utility en adherir a la Alianza Europea sobre Materias Primas (ERMA, por sus siglas en inglés), una iniciativa lanzada a finales de 2020 por la Unión Europea para garantizar el acceso a todas las materias primas necesarias para concretar la visión del Nuevo Pacto Verde europeo. La ERMA identifica barreras, oportunidades y casos de inversiones para construir capacidades en todas las fases de la cadena de valor, desde la extracción minera a la recuperación de los residuos.

El compromiso de Enel con las materias primas abarca todas sus actividades y todas las fases de las mismas, incluso las que no gestiona directamente.

Por ello, es fundamental rediseñar la cadena de valor teniendo una visión circular y siguiendo, por ejemplo, estas directrices:

  • reducir la necesidad de nuevos recursos y, en particular, de aquellos llamados “críticos”, recuperando las materias primas al final de la vida útil de los bienes y reintroduciéndolas en el ciclo productivo (remanufacturación y reciclaje);
  • maximizar el factor de uso de los recursos, extendiendo la vida de los productos en uso (a través de un diseño modular, mantenimiento predictivo, regeneración) y mediante soluciones para compartir o de “productos como servicios”.

 

Los próximos pasos

A partir del Capital Markets Day 2020, Enel añadió un objetivo en términos de circularidad de los recursos (materias primas o combustibles), por ahora relacionado con sus propias plantas de producción. El indicador mide el consumo de los recursos (excluyendo los de fuentes renovables o circulares y los reutilizados) durante toda su vida útil por cada MWh producido en el parque de generación.

El objetivo para 2030, es aumentar la circularidad reduciendo en un 92% el consumo de recursos con respecto a la energía producida, considerando a 2015 como año de referencia.