Todos los frutos de las renovables

Todos los frutos de las renovables

Hay muchas fuentes de energía renovables disponibles y son muchas las oportunidades de uso que ofrecen: en la agricultura, en las ciudades o para las empresas.

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Energías renovables

Contrarrestar los efectos del cambio climático reduciendo las emisiones de dióxido de carbono es un concepto recurrente en un presente en el que la transición energética ya está en marcha: las protagonistas de este cambio son, sin duda, las energías renovables.

El término renovable se refiere a la energía obtenida a partir de fuentes que ya están disponibles en la naturaleza, que no son agotables y que tienen un impacto medioambiental limitado, o que se obtienen a partir de procesos que se regeneran constantemente a un ritmo superior a la extracción de energía.

La primera diferencia fundamental entre las fuentes de energía fósiles y las renovables es que ya no existe una concentración de la extracción solo en determinadas zonas geográficas, sino que la disponibilidad de estos recursos está al alcance de todos. Por el contrario, las fuentes fósiles están disponibles en el planeta en cantidades limitadas y, por tanto, pueden agotarse.

 

¿Cuáles son? Todas las fuentes y tipologías

  • La energía hidroeléctrica, que aprovecha la energía producida por la gravedad o el caudal de ríos y arroyos recogida a través de tuberías y turbinas.
  • La energía solar, que puede convertirse en energía eléctrica mediante instrumentos capaces de captarla, como los paneles solares fotovoltaicos.
  • La energía eólica, aquella producida por el viento. Se genera mediante turbinas y palas eólicas.
  • La energía geotérmica, que se produce con el calor interno de la Tierra a partir de géiseres, fuentes termales, etc.
  • La energía de la biomasa, es decir, la energía producida por la combustión natural o inducida de residuos orgánicos animales o vegetales, normalmente residuos de la producción agrícola, forestal o ganadera.
  • La energía mareomotriz, producida por el ascenso y el descenso del nivel del mar con las mareas y convertida en energía eléctrica por centrales especiales.
 

Beneficios de la energía verde

Producir energía a través de fuentes renovables tiene varios beneficios:

  • a diferencia de los combustibles fósiles son inagotables y no requieren extracción;
  • producen energía limpia, es decir, sin emitir CO2 ni otros gases de efecto invernadero a la atmósfera;
  • reducen la dependencia de los combustibles fósiles importados;
  • permiten ahorrar en el suministro de energía, a través sistemas cada vez más eficaces y bajos costes de mantenimiento.
 

Además, el continuo desarrollo tecnológico permitirá utilizar estas fuentes de forma aún más eficiente en el futuro.

 

Principales energías renovables en Italia y porcentajes de producción

En 2020, según un estudio de Ember - Agora Energiewende, las energías renovables generaron el 38 % de la electricidad de la Unión Europea, superando por primera vez la generación a partir de combustibles fósiles. En Italia, según el Informe Estadístico del Gestor de Servicios Energéticos, la producción bruta a partir de fuentes de energía renovables en 2020 fue de 116,9 TWh, es decir, el 41,7 % de la producción nacional total.

También ha aumentado (+2,5 %) la producción calculada según los criterios de la Directiva 2009/28/CE para el seguimiento de los objetivos de la UE (118,4 TWh, es decir, algo menos de 10,2 Mtep); en este caso, representa el 38,1 % del consumo interior bruto de electricidad.

Entre las distintas fuentes renovables, la que más aporta en Italia es la hidráulica (40,7 % del total), seguida por la solar (21,3 %), la bioenergía (biomasa, biogás y biolíquidos, 16,8 %), la eólica (16 %) y la geotérmica (5,2 %).

En comparación con 2019, la energía solar es la fuente de energía renovable con mayor crecimiento en el sector eléctrico, tanto en número de instalaciones (+55 748) como en potencia total instalada (+784 765 kW, por un total de 21 650 040 kW).

 

Energía solar: una de las renovables más conocidas

En términos de potencial energético, la energía solar es la principal fuente de energía renovable disponible en la Tierra. Es limpia porque no emite CO2 ni gases contaminantes y está disponible prácticamente en todas partes, es por esto que los científicos llevan años focalizándose en ella para determinar cómo explotarla de la forma más eficiente.

 

Dos tipos de centrales para producir energía del sol

La principal tecnología que aprovecha la energía del sol es la fotovoltaica, que utiliza paneles compuestos por células de silicio, un material semiconductor capaz de convertir la radiación solar en electricidad de corriente continua, que luego se transforma en corriente alterna a través de un inversor. Este tipo de sistema es una herramienta clave para lograr los objetivos de independencia energética. En este sentido, Enel Green Power está desarrollando una nueva línea de paneles fotovoltaicos de alto rendimiento fabricados con plástico reciclado y, a su vez, completamente reciclables. Cuando salgan al mercado estos nuevos paneles, más livianos, baratos y autolimpiables, también garantizarán una mayor autonomía en la cadena de suministro de tecnología solar, hoy dominada por los países asiáticos.

Junto a la energía fotovoltaica existe, además, la energía solar térmica que, principalmente, se utiliza para el agua caliente de uso doméstico y, en menor medida, para la calefacción. En la base del mecanismo siempre hay un panel solar que, a diferencia de la energía fotovoltaica, no produce electricidad sino que recoge la energía solar en forma de calor y la transmite a un fluido que, a su vez, lo cede al agua sanitaria.

 

Fotovoltaico y agricultura: una combinación virtuosa

La llamada agrivoltaica (o también agrofotovoltaica es un concepto innovador que combina la producción de electricidad limpia –mediante sistemas fotovoltaicos– y la agricultura sostenible en una relación sinérgica que ofrece beneficios tangibles, tanto en el aspecto agrícola como en el energético.

En la agrivoltaica, en esencia, los campos cultivados y los sistemas fotovoltaicos comparten el mismo espacio de forma sinérgica: los cultivos pueden estar entre las hileras de paneles o debajo de ellos, que pueden colocarse a unos 2 metros sobre el nivel del suelo (modelo estándar), o más arriba, a 4-5 metros sobre el nivel del suelo (modelo «elevado»). En un sistema agrivoltaico, la agricultura y la producción de energía limpia están estrechamente interrelacionadas, lo que proporciona una amplia gama de beneficios:

  • menor consumo del suelo, porque la coexistencia física de cultivos y plantas fotovoltaicas excluye la necesidad de destinar porciones de tierra exclusivamente a la producción de energía;
  • mayor productividad agrícola, porque los paneles fotovoltaicos orientados adecuadamente pueden proteger el suelo del exceso de radiación solar, especialmente durante las horas más calurosas del día. Esto se traduce, para muchas especies vegetales, en una mayor productividad, tanto en número como en tamaño de los frutos;
  • menor consumo de agua, ya que el suelo parcialmente sombreado es capaz de retener mejor y durante más tiempo la humedad y, por tanto, requiere riegos menos frecuentes;
  • ventajas económicas para los agricultores, que pueden consumir parte de la energía producida por el sistema fotovoltaico y vender el excedente;
  • valorización de la tierra y de las comunidades, ya que la agrivoltaica puede ser una buena solución para recuperar tierras en barbecho o en desuso para la agricultura. Además, la instalación y explotación de un sistema de este tipo puede crear oportunidades para las empresas y los profesionales locales.
 

¿Qué son las Comunidades de Energías Renovables?

Otra herramienta para lograr la sostenibilidad energética son las CER, Comunidades de Energías Renovables. Se trata de asociaciones formadas por ciudadanos, empresas y administraciones públicas que se unen con el objetivo de producir energía a partir de fuentes renovables, compartirla dentro de la comunidad y, eventualmente, vender el excedente en el mercado para obtener un beneficio económico. Las Comunidades de Energías Renovables son una herramienta flexible que se presta a satisfacer diferentes categorías de usuarios. Existen, por ejemplo, comunidades energéticas agrícolas, comunidades energéticas entre empresas o entre municipios, comunidades energéticas de condominios.

Prácticamente, las Comunidades de Energías Renovables pueden basarse en cualquier fuente de energía limpia, pero la tecnología que más se presta a este tipo de temas es la solar fotovoltaica.

 

Cómo crear una Comunidad Energética y convertirse en productor de energía

En Italia, las Comunidades de Energías Renovables están reguladas por el artículo 42/bis del Decreto Milleproroghe 162/2019, convertido por la Ley 8/2020. La legislación establece que las CER pueden ser creadas por cualquier entidad pública o privada: grupos de ciudadanos, empresas, instituciones, pymes y otros tipos de organizaciones.

Para crear una Comunidad de Energías Renovables, primero hay que establecer una entidad jurídica entre las partes interesadas, normalmente una cooperativa o una asociación.

Desde el punto de vista operativo, es necesario identificar una zona en la que se pueda instalar la planta de producción, cerca de los consumidores finales. La planta de producción, normalmente una planta fotovoltaica, no tiene por qué ser propiedad de la Comunidad, sino que también puede pertenecer a un miembro individual o a un tercero.

 

Incentivos y oportunidades

Una vez puesta en marcha la planta, es posible acceder a los incentivos para comunidades energéticas, que solo recompensan la energía compartida dentro de la comunidad, es decir, la producida y utilizada por los miembros en la misma franja horaria. Estos incentivos pueden ser solicitados al Gestor de Servicios Energéticos (GSE) directamente por la comunidad o a través de un tercero.

Cuando la producción de la Comunidad de Energías Renovables supera el consumo, se reconoce a la comunidad el valor económico del excedente energético.

 

Autoconsumo colectivo y comunidades energéticas: similares pero diferentes

Producir y compartir energía son objetivos compartidos, tanto para las Comunidades de Energías Renovables como para los grupos de Autoconsumo. Sin embargo, entre los dos modelos hay algunas diferencias:

  • en el autoconsumo colectivo, todas las partes comparten el mismo edificio, donde se ubica una planta de energía renovable, normalmente fotovoltaica. Por tanto, en este caso, la energía solo puede compartirse en el mismo lugar donde se produce. El ejemplo más clásico es el de los edificios de departamentos, pero también las empresas o instituciones ubicadas en el mismo recinto.
  • las comunidades energéticas, por su parte, son entidades jurídicas que pueden autoproducir energía a través de plantas cercanas entre sí, pero no necesariamente en el mismo edificio y conectadas a «centrales virtuales» que permiten compartir energía entre los miembros. En este caso, hablamos de autoconsumo virtual: el reparto de energía se realiza a través de la red existente sin necesidad de nuevas conexiones. Por tanto, es una valiosa herramienta para acelerar el proceso de descarbonización, apoyando la electrificación del consumo a través de la producción de energía limpia y reduciendo el coste en la factura.