Enel, 60 años de retos y soluciones para el futuro

Enel, 60 años de retos y soluciones para el futuro

Así concluye nuestro recorrido por la historia del Grupo que, tras completar la electrificación de Italia, ha aceptado el reto de la energía sostenible para convertirse en super major global de las renovables y liderar la transición energética hacia la descarbonización.

El mundo de las dos primeras décadas del siglo XXI es profundamente diferente al de 1962, año en que Enel comenzó su camino. Estos sesenta años han sido testigos de la transformación de los equilibrios políticos mundiales y del auge de las nuevas tecnologías, desde la digitalización masiva hasta la web, pasando por la inteligencia artificial, la globalización, el crecimiento económico y las recesiones, los cambios en el consumo y las costumbres; incluido el aumento de la conciencia medioambiental. Enel ha atravesado estos cambios gracias a su capacidad de adaptación y, sobre todo, de anticipación, transformándose a lo largo del camino, creciendo internacionalmente y diversificándose, demostrando su capacidad para afrontar los retos futuros basándose en los que ha superado en el pasado.

 

El reto del acceso a la electricidad y la crisis energética

En los años sesenta, el primer reto era el acceso universal a la electricidad. En un país en pleno auge económico, pero aún rezagado en materia de electrificación, el recién nacido Ente Nacional de Electricidad invirtió el equivalente a casi 56 000 millones de euros actuales en nuevas centrales eléctricas para aumentar la producción. Reforzó la red de alta tensión, conectando por fin las redes del norte y del sur de Italia y construyendo enlaces submarinos con las islas. Como resultado, en una década se duplicó en Italia el acceso a la energía, pasando de 13 a 26 millones de usuarios en 1970.

Poco después, llegó la crisis del petróleo de 1973, el precio del crudo se cuadruplicó en pocas semanas, Italia se enfrentó a la austeridad y se encontró con una excesiva dependencia energética del exterior. La crisis duró poco, pero el mensaje fue fuerte y claro: hay que diversificar el mix energético, una necesidad que se reflejó en el plan energético nacional de Italia de 1975. Fue en esta década, cuando Enel comenzó su camino en el mundo de las energías «alternativas», lo que en aquel momento significaba, sobre todo, invertir en energía nuclear, pero también relanzar la energía hidroeléctrica (con la construcción de la planta de Taloro en Cerdeña y Entracque en el Piamonte) y poner en marcha los primeros experimentos sobre las «nuevas» energías renovables, la solar y la eólica, dando lugar a plantas futuristas como la central solar de Adrano, cerca de Catania.

 

El nacimiento del desarrollo sostenible y la globalización

Llegó la década de los ochenta que, tras una segunda crisis del petróleo, supuso un nuevo periodo de crecimiento económico. En Italia, el crecimiento de la industria manufacturera y, en particular, de un gran número de nuevas pequeñas y medianas empresas, provocó un aumento de la demanda de electricidad para uso industrial, lo que reactivó el consumo después de muchos años en los que predominó el uso doméstico. Sin embargo, el crecimiento vino acompañado de una conciencia medioambiental renovada. Gracias al Informe Brundtland de la ONU, el concepto de desarrollo sostenible empezó a dominar la agenda mundial. Enel lo hizo suyo continuando la expansión del sector de las renovables –experiencias pioneras en energía solar en Vulcano y energía eólica en Alta Nurra, en Cerdeña– e incorporando la sostenibilidad social y medioambiental en sus planes de negocio. En esta década, Italia también dejó de utilizar la energía nuclear, abandonada tras el referéndum de 1987 a raíz del accidente de Chernóbil, lo que generó un nuevo replanteamiento estratégico de las fuentes de energía, con un nuevo impulso a las renovables.

La caída del Muro de Berlín y la década de los noventa, nos brindaron un mundo inimaginable pocos años antes, con efectos inmediatos en el mercado energético. De hecho, fueron los años de la globalización y la liberalización de sectores que antes eran prerrogativa exclusiva de los Estados. Enel respondió iniciando un camino de internacionalización, diversificación y expansión en nuevos mercados que sentó las bases del crecimiento del actual Grupo Enel. Primero, la transformación en sociedad anónima en 1992, luego la privatización y la cotización en bolsa en 1999: la mayor oferta pública de acciones en el mercado italiano, en la que participaron más de 3,8 millones de ahorristas en Italia y en el extranjero. Además, se crearon nuevas empresas (Enel Produzione, Enel Distribuzione, Terna) para gestionar las diferentes ramas de actividad de un sector eléctrico cada vez más complejo y competitivo.

 

La revolución digital y el nacimiento de Enel Green Power

Mientras tanto, la revolución digital continuó su avance y en la década de 2000 se abrieron nuevas posibilidades para el mundo de la energía. Enel fue uno de los primeros operadores en explotarlas para ofrecer mejores servicios a los clientes y hacer más eficiente la gestión. Ya en 2001, empezaron a instalar smart meters que hacen bidireccional el intercambio de información entre el proveedor de energía y los clientes, y permiten gestionar a distancia algunas de las operaciones que antes requerían intervenciones sobre el terreno. Es el primer bloque de construcción para el crecimiento de la Red Inteligente. Al mismo tiempo, se observaron los mercados internacionales: Enel adquirió el control de productores y distribuidores de energía en Estados Unidos, Canadá, Brasil y España.

Estamos ahora en la última década, en la que Enel Green Power –una empresa fundada en 2008 y dedicada íntegramente a las energías renovables– se convirtió, en pocos años, en el mayor operador privado del mundo en el sector de las energías renovables, con más de 54 GW de capacidad instalada. Además de las instalaciones industriales eólicas y solares en todo el mundo, existen proyectos de almacenamiento, como las baterías asociadas a la energía eólica en Pietragalla (Basilicata) y a la energía solar en Sicilia; la producción de paneles fotovoltaicos, con la empresa conjunta 3Sun en Catania; y los experimentos de hidrógeno verde en Cerdeña, Apulia y Sicilia.

 

La nueva era de la electrificación y los retos del futuro

Ahora, nos encontramos frente a las puertas una nueva era, la de la electrificación, un requisito previo para la transición energética. Para limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1,5 grados, tal y como exige el Acuerdo de París, es necesario que, para 2050, el 50 % de la energía consumida pase por la red eléctrica, y que el 90 % de esta sea generada a partir de fuentes renovables. Según la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA), las nuevas instalaciones fotovoltaicas tendrán que ir a un ritmo de 630 GW al año, y las instalaciones de turbinas eólicas tendrán que llegar a 390 GW al año para 2030, cuatro veces el ritmo actual. Sectores enteros que hasta ahora apenas se veían afectados por la electrificación, como el transporte y la calefacción de edificios, tendrán que pasarse a ella. Los vehículos eléctricos representarán el 60 % de las ventas de coches nuevos para 2030, frente al 5 % actual. Las redes de distribución tendrán que digitalizarse aún más y ser más inteligentes para integrar las energías renovables y hacer frente a una demanda de electricidad que aumentará, al menos, un 50 % de aquí a 2050.

Se trata de un reto global en el que el Grupo Enel está comprometido en todos los frentes. La producción, con Enel Green Power. La venta, con Enel Energía. La distribución, con Enel Grids y la recién creada Gridspertise que apoya a los distribuidores de energía de todo el mundo en la digitalización de las redes. Para acompañar a las empresas e instituciones en el camino de la electrificación, ofreciendo todos los servicios necesarios, nació Enel X, mientras que Enel X Way se focaliza en la movilidad eléctrica.

Gracias al trabajo y a los éxitos de estos sesenta años, el Grupo Enel está preparado para desempeñar un papel destacado en la mayor transformación del sistema energético desde la Revolución Industrial.