Davos, Enel presenta el nuevo índice de circularidad

Davos, Enel presenta el nuevo índice de circularidad

También este año, Enel estuvo presente en el FEM de Davos, con la participación de nuestro consejero delegado y director general, Francesco Starace, nuestro presidente Michele Crisostomo, el director de la Función Innovability© Ernesto Ciorra y el administrador único y director general de Gridspertise Roberto Denda, y con el anuncio de un nuevo índice para medir la circularidad empresarial.

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Puede sonar paradójico pero, a veces, volver a la normalidad significa enfrentarse a grandes cambios. En Davos, Suiza, acaba de finalizar el encuentro 2023 del Foro Económico Mundial (FEM), la cita anual que reúne a los principales actores comprometidos con la búsqueda de soluciones a los retos globales. Tras la cancelación de la edición 2021 a causa de la pandemia y el retraso de unos meses de la edición 2022, en el mes de enero el evento finalmente regresó a su sede tradicional.

Este año más que nunca, el contexto está marcado por profundas transformaciones en todos los ámbitos: de las tensiones geopolíticas en curso a la pandemia, de las incertidumbres de la economía mundial al problema más importante para todo el planeta a largo plazo, o sea, la crisis climática.

Asistimos al evento internacional con nuestro consejero delegado y director general, Francesco Starace, el presidente Michele Crisostomo, el director de la Función Innovability© Ernesto Ciorra y el administrador único y director general de Gridspertise Roberto Denda.

En esta ocasión también presentamos, siendo la primera utility del mundo en hacerlo, un índice para medir la circularidad de nuestro desempeño económico.

 

La transición energética se está acelerando

Precisamente el clima, y la transición energética que puede salvaguardarlo, es un tema prioritario en la agenda del FEM cada año.

«La transición energética está avanzando mucho más rápido de lo previsto inicialmente, y continúa acelerando», afirmó Starace durante la sesión plenaria del pasado 19 de enero llamada “Repowering the World”. La columna vertebral de esta revolución son, por supuesto, las fuentes de energía renovables, que cumplen los requisitos de los tres principios rectores: «En primer lugar, hay que tomar decisiones cuyo rendimiento económico esté garantizado por tecnologías sólidas. En segundo lugar, queremos luchar contra el cambio climático. En tercer lugar, tenemos que pensar en la seguridad del suministro: algo a lo que no prestábamos mucha atención hace tan solo un año y que ahora ocupa el primer lugar en la mente de muchos gobiernos».

Ahora, las energías renovables son económicamente viables gracias a la innovación tecnológica, también son la principal herramienta que tenemos para frenar el cambio climático y, por último, no tienen el problema común a todos los combustibles fósiles, el de la dependencia de las importaciones.

Así pues, en Davos hay optimismo sobre el futuro de las energías limpias, pero también cabe preguntarse qué podría interponerse en su camino. Starace no tiene dudas: «La limitación de la actual transición energética es la falta de atención a la otra cara, la del consumo. Se discute mucho sobre cómo generar electricidad, pero esto ya lo ha decidido la evolución de la tecnología. El debate debería ser sobre cómo distribuir la energía y cómo utilizarla».

Starace participó del lanzamiento de dos aceleradores, Clean Power and Delivery y Electrification, desarrollados por el Foro Económico Mundial con el objetivo de facilitar la colaboración entre stakeholders de diferentes sectores y de compartir soluciones, como modelos de negocio y políticas, que puedan ser replicadas para acelerar la transición energética. «La década que finalizó en 2020 podría ser llamada la década de la energía renovable», dijo Starace durante la conferencia de prensa del lanzamiento, «ya que la producción de energía renovable se confirmó como el método de producción de energía eléctrica. Cuando la energía eléctrica se vuelve menos costosa, más segura y más limpia, entonces podemos pensar en utilizarla para aplicaciones nunca antes consideradas: hoy estamos delante de esta gran transición. De un lado, las empresas entendieron que electrificando sus procesos ahorran energía, mejoran los servicios y facilitan el proceso de digitalización. Del otro lado, los consumidores se deben convencer de que electrificar sus consumos es conveniente, bueno para el medioambiente y muy simple. Para hacerlo, se necesitan tres cosas: inversiones, innovación y políticas. Estas son las áreas donde los aceleradores serán utilizados para crear una base de datos de soluciones y mejores prácticas que puedan ser replicadas».

En una entrevista, el presidente Crisostomo destacó la importancia del rol de los consumidores incluso en la producción de energía limpia: «Los consumidores se están dando cuenta de que la sostenibilidad también tiene que ver con la independencia energética, y esto solo es posible con las energías renovables. En 2022, Enel tuvo 345 000 solicitudes de conexión para instalaciones domésticas y de pymes, una cifra tres veces superior a la de 2021. Significa que la transición energética se está produciendo de todos modos, con un impulso ascendente procedente de los hogares y las empresas, pero también impulsada por la volatilidad de los combustibles fósiles».

A continuación, el presidente recordó las fortalezas gracias a las cuales Enel es más resistente incluso ante las futuras crisis: «La digitalización, que resultó inestimable durante la pandemia y fue el resultado de enormes inversiones; la capacidad de interactuar con las instituciones, que permitió minimizar los impactos sociales de la crisis; y la diversificación geográfica».

 

Conveniencia económica y oportunidades de empleo

Otra participación de nuestra cúpula directiva en Davos fue la de Ernesto Ciorra, director de Innovability© de Enel, protagonista del panel «Hacer realidad la transición energética» en el que estuvieron presentes destacadas personalidades de la industria.

Ciorra reforzó el concepto de la conveniencia de las energías renovables, ilustrándolo con datos: «En 2014 el coste de las renovables era superior al coste de los combustibles fósiles, pero en siete años esto ha cambiado y se ha reducido un 70 %, siendo ahora mucho más ventajosas económicamente». A continuación, subrayó el papel crucial de las herramientas indispensables para el pleno despliegue de las energías renovables, incluidos los sistemas de almacenamiento de electricidad.

La transición energética no solo es una necesidad para proteger el medioambiente, sino también una gran oportunidad en términos de empleo: como prosiguió Ciorra, citando a la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), «el sector energético emplea hoy a 35 millones de trabajadores. En 2050, con una fuerte revolución energética, serán 63 millones».

 

Un nuevo índice para medir la circularidad

El FEM, también fue la ocasión para un importante anuncio: somos la primera utility del mundo en lanzar un índice de circularidad del desempeño económico. El nuevo indicador, Economic CirculAbility©, es un KPI (Key Performance Indicator, indicador clave de rendimiento) que mide la circularidad del Grupo. Más concretamente, el índice evalúa el desempeño económico (medido por el EBITDA generado) con respecto a las materias primas y los combustibles utilizados para obtenerlo, a lo largo de toda la cadena de valor en las distintas actividades empresariales.

Pero medir no es un fin en sí mismo, sino que sirve para mejorar. Y nuestro Grupo ha decidido apuntar alto, comprometiéndose de aquí a 2030 a duplicar el valor de este índice con respecto a 2020, es decir, a reducir a la mitad la cantidad de recursos consumidos en relación con el EBITDA generado: un objetivo que pocas empresas en el mundo –y ninguna utility–se han fijado hasta ahora.

El nuevo indicador es la etapa más reciente de un camino que Enel viene recorriendo desde hace mucho tiempo. Ya en 2015, cuando el concepto de economía circular empezaba de a poco a extenderse en el mundo empresarial, lo identificamos como un factor clave para orientar nuestras actividades.

Desde el principio, nuestro acercamiento a la circularidad se ha caracterizado por la voluntad no solo de definirla, sino también de medirla: un ámbito en el que hemos sido –y seguimos siendo– pioneros a escala mundial. El nuevo objetivo que nos hemos fijado confirma nuestra voluntad de consolidarnos a la vanguardia, porque la sostenibilidad pasa necesariamente por la circularidad.