El Pacto Verde Europeo: los 27 países de la UE se preparan para 2050

El Pacto Verde Europeo: los 27 países de la UE se preparan para 2050

El programa de inversiones y reformas de la Unión Europea para lograr cero emisiones a mediados de siglo abarca la energía, la movilidad, la agricultura, la construcción y la industria, e incluye objetivos intermedios en 2030. 

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¿Qué es el Pacto Verde europeo?

Cuando fue presentado en diciembre de 2019 por Ursula von der Leyen, que se había convertido en presidenta de la Comisión Europea solo unos días antes, el Pacto Verde de la UE apareció como el programa integrado de reformas, inversiones e investigación más amplio y ambicioso jamás concebido por la Unión Europea.

El nombre contiene una clara referencia al New Deal, el programa de obras públicas y reformas económicas y sociales introducido entre 1933 y 1939 por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt para sacar a la economía estadounidense de la Gran Depresión de 1929.

En el caso de la Europa del siglo XXI, el impulso para la acción y la concepción del Pacto Verde no es una crisis que ya se ha producido y hay que superar, sino una crisis presente y futura que hay que evitar: la del calentamiento global causado por las actividades humanas. Europa Unida no solo quiere contribuir a la lucha contra el cambio climático, sino liderarla y convertirla en una oportunidad de crecimiento económico y en una nueva centralidad geopolítica.

Con estos objetivos en mente, ha elaborado un plan de acción a 30 años bajo el lema de la transición energética, la economía circular, la protección de la biodiversidad y el freno a la contaminación.

 

El objetivo de la Unión Europea

Antes del Pacto Verde, los planes climáticos de la UE eran ambiciosos, pero en líneas generales acordes con los de la comunidad internacional, y preveían una reducción del 60 % de las emisiones para 2050, con respecto a los niveles de 1990.

Con el Pacto Verde, el objetivo a alcanzar en esa misma fecha pasa a ser cero neto, es decir, un balance equilibrado de emisiones: la economía europea ya no tendrá que añadir ni una sola tonelada de gases de efecto invernadero a la atmósfera, por lo que deberá compensar cada cantidad emitida con una cantidad similar absorbida de biomasa u otros sistemas.

La ciencia del clima ha explicado, y el Acuerdo de París de 2015 lo puso negro sobre blanco, que esta es la única manera de contener el calentamiento global dentro de los 1,5 grados por encima de las temperaturas medias preindustriales, lo que a su vez es esencial para evitar consecuencias irreversibles en los ecosistemas.

Si este es el objetivo final, existe un objetivo intermedio para 2030, fecha en la que la UE quiere reducir las emisiones en un 55 % respecto a los niveles de 1990. El paquete legislativo Fit for 55 define con precisión las medidas necesarias para alcanzar el objetivo de 2030.

 

El plan de inversión

El primer análisis de la Comisión, en 2019, estimó que se necesitaban 260 000 millones de euros de nuevas inversiones al año, alrededor del 1,8 % del PIB europeo en 2018.

En los años siguientes, la estimación se revisó varias veces al alza, sobre todo después de que la pandemia de la COVID-19 y la guerra en Ucrania cambiaran las reglas del juego.

Para facilitar estas inversiones, la Comisión Europea presentó en enero de 2020 el Plan Europeo de Inversiones para el Pacto Verde, el brazo «financiero» del Pacto Verde que prevé, al menos, 1 billón de euros para inversiones en sostenibilidad durante la próxima década, en parte con cargo al presupuesto ordinario de la UE, en parte con cargo a otros instrumentos como InvestEU, y en parte con cargo a fuentes privadas.

El programa también incluye un fondo denominado Mecanismo de Transición Justa, dotado con 100 000 millones de euros, para respaldar a las regiones europeas donde el impacto de la transición energética será mayor, como las zonas de extracción y transformación de carbón de Alemania, Polonia Eslovaquia y otros países de Europa del Este.

 

Las ventajas del Pacto Verde Europeo

Aunque la principal meta del Pacto Verde es cumplir los objetivos climáticos y detener el calentamiento global, su aplicación promete muchas ventajas para Europa, sus economías y sus ciudadanos.

  • Aire, agua y suelos más limpios gracias a la reducción de la contaminación ambiental;
  • mayor seguridad alimentaria, tanto en términos de calidad y salubridad de los alimentos como de disponibilidad de recursos alimentarios suficientes para todos (el plan, también incluye una parte de apoyo a los productores agrícolas europeos); 
  • ciudades más habitables gracias al desarrollo del transporte público y de formas de movilidad no contaminantes;
  • fin de la dependencia de los combustibles fósiles y de las tensiones geopolíticas que de ella se derivan.
  • Por último, y este es un punto decisivo, crecimiento económico, empleo y mejores perspectivas para las nuevas generaciones, si Europa consigue liderar las tecnologías «verdes».

  

La estrategia y las áreas involucradas

Para alcanzar el objetivo cero neto, el Pacto Verde incluye una serie de líneas de acción paralelas y complementarias: energía limpia, economía circular, eficiencia de los edificios, agricultura, protección de la biodiversidad, control de la contaminación y justicia social.

Cada una de estas áreas está delineada en el documento de 2019 y están todas ellas destinadas a convertirse en planes más detallados en los próximos años.

Por eso, algunas medidas –como la eficiencia energética en los edificios y el uso de motores de combustión en los automóviles– han estado en el centro del debate político en los últimos meses: porque se acerca el momento en que los amplios compromisos descritos en el Plan Verde se traduzcan en opciones legislativas.

 

Energía

El primer capítulo solo puede referirse a la energía limpia, ya que la producción y el uso de energía en todos los sectores son responsables del 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa.

Los principios cardinales del Pacto Verde son: el rápido abandono del carbón, el desarrollo masivo de las fuentes renovables, el fomento de la eficiencia energética y, al mismo tiempo, la digitalización e interconexión del mercado europeo de la energía, para garantizar el acceso de todos a la energía de forma equitativa.

En particular, el paquete Fit for 55 establece el objetivo de producir el 40 % de la energía europea a partir de fuentes renovables para 2030.

 

Industrialización sostenible

El segundo pilar del plan es la industrialización sostenible y, en particular, la promoción de una economía circular.

Se trata de reducir la energía necesaria para extraer y procesar los recursos, prolongar la vida útil de los productos y facilitar su reparación, promover plataformas de uso compartido que permitan a múltiples usuarios utilizar el mismo producto, y reciclar y reutilizar materiales, componentes y productos al final de su vida útil, todo ello para reducir la contaminación. Se presta especial atención a las industrias difíciles de descarbonizar, como la siderúrgica, la del cemento, la textil, la electrónica o la química.

Se pueden encontrar más detalles sobre la estrategia industrial en el Plan Industrial del Pacto Verde, presentado en febrero de 2023 por la Comisión, en el que, entre otras cosas, se prevén acciones para crear un entorno más favorable al aumento de la capacidad de producción de la UE de tecnologías y productos de emisiones cero, y garantizar de forma sostenible el acceso al mercado de materias primas que serán cruciales para la transición energética.

Esto será posible si se resuelve un polémico debate que, desde 2019, propone suavizar las restricciones a las ayudas estatales, permitiendo a los Estados miembros apoyar directamente a la industria de tecnologías energéticas sostenibles como baterías de almacenamiento, paneles solares, turbinas eólicas, bombas de calor, hidrógeno verde y biocombustibles.

 

Edilicia pública y residencial

El sector de la construcción hace un uso masivo de recursos no renovables y tiene mucho margen de mejora en eficiencia energética. Los edificios europeos consumen el 40 % de la energía total del continente y la Comisión, al momento de redactar el Pacto Verde, calcula que este porcentaje debería pasar del 0,4 de los edificios renovados cada año en 2018, al 1,2 % como mínimo. La reciente Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD, por sus siglas en inglés) sobre la eficiencia de las viviendas, que pretende que los edificios residenciales alcancen la clase energética E para 2030 y la D para 2033, es precisamente una aplicación de los principios establecidos en el Pacto Verde.

 

Agricultura

Aquí, el Pacto Verde introduce la llamada estrategia De la granja al tenedor para combinar sostenibilidad y apoyo económico a los productores –y pescadores– europeos. El programa incluye objetivos como alcanzar el 25 % de agricultura ecológica para 2030, reducir el uso de pesticidas en un 50 % y el de fertilizantes en un 20 % para la misma fecha, así como introducir etiquetas que destaquen el grado de sostenibilidad de los productos.

 

Movilidad sostenible

El Pacto Verde parte de la constatación de que el sector del transporte aporta una cuarta parte de las emisiones europeas y sigue creciendo. Para limitarlas, propone que el 75 % de las mercancías que viajan por carretera en el continente, lo hagan por ferrocarril y por agua. En cuanto al transporte privado, el Pacto Verde prevé una acción decidida para apoyar las formas de propulsión con cero emisiones, principalmente eléctricas, con un aumento de los puntos de recarga y de las formas de movilidad ligeras y compartidas. Ya en 2019, el Pacto preveía «un camino claro a partir de 2025 hacia la movilidad de emisiones cero».

 

Protección del medioambiente

También forman parte del Pacto Verde el Plan de Acción Contaminación Cero, que pretende eliminar todas las fuentes de contaminación del aire, el agua y el suelo para 2050, y la Estrategia de Biodiversidad para 2030, con el objetivo de proteger al menos el 30 % de los mares y la tierra, proteger a los insectos polinizadores y restablecer el libre flujo de 25 000 kilómetros de ríos.

El Pacto Verde también prevé una nueva estrategia europea para la protección de los bosques, en virtud de la cual se plantarán 3000 millones de árboles nuevos en Europa de aquí a 2030, y se introducirán sistemas de gestión forestal para ayudarles a adaptarse al cambio climático. Los bosques son un recurso clave no solo como reserva de biodiversidad, sino también porque absorben CO2 contribuyendo decisivamente al objetivo de emisiones cero.

 

La hoja de ruta

El documento de 2019 elaborado por la Comisión es el primer paso, ya que proporciona el marco político y los macroobjetivos para las acciones posteriores. Avanzar requiere una hoja de ruta con objetivos intermedios y la adopción de medidas legislativas concretas, algunas ya aprobadas definitivamente, otras aún en fase de propuesta por la Comisión para su aprobación formal por el Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo. 

 

Nuevas estrategias de apoyo al Pacto Verde

Desde su presentación, el recorrido del Pacto Verde se ha entrelazado con otros planes de acción europeos, en particular los que responden a las crisis provocadas primero por la pandemia de la COVID-19 y después por la invasión rusa a Ucrania.

En 2020, la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y los líderes de la UE acordaron un plan de recuperación para reactivar la economía europea a corto plazo tras la ralentización provocada por la COVID: la UE de Próxima Generación, un instrumento financiero de 806 900 millones de euros para gastar hasta 2025 diseñado para estimular una «recuperación sostenible, uniforme, integradora y equitativa». En ese programa, una parte importante de las inversiones se destina a las energías limpias, la sostenibilidad industrial, la nueva movilidad y la rehabilitación de edificios. Para muchos países, los fondos Next Generation se convierten en una herramienta para lanzar el Pacto Verde, y el programa también está diseñado por la Comisión Europea para evitar el riesgo de que la crisis económica se traduzca en un aplazamiento de los objetivos climáticos.

En 2022, la UE responde a la crisis del mercado energético provocada por la guerra en Ucrania con el plan REPowerEU que, en parte, recalibra el Pacto Verde. Por un lado, la UE toma medidas para encontrar suministros alternativos de gas, petróleo y carbón a corto plazo. Por otro lado, se revisan al alza los objetivos para las renovables. REPowerEU –sobre el que el Parlamento y el Consejo alcanzaron un acuerdo político fundamental en diciembre de 2022– fija el listón de la cuota de energía que debe generarse con renovables para 2030 en el 45 %, y ya no en el 40 % como en «Fit for 55».

El camino hasta 2050 aún es largo y, probablemente, siga habiendo complejas etapas de negociación y ajustes. Pero el Pacto Verde Europeo ya está en marcha, con objetivos vinculantes establecidos por escrito y, hasta la fecha, sigue siendo el plan de acción más ambicioso y detallado hacia una economía sostenible.