La energía de lo concreto

La energía de lo concreto

No solo renovable, sino una energía completamente nueva: esta es la energía que nuestro Grupo dedicará para poner en práctica el plan estratégico 2024-2026, presentado en Milán el 22 de noviembre durante el Capital Markets Day, el evento anual en el que Flavio Cattaneo, consejero delegado de Enel, y Stefano De Angelis, director financiero, expusieron los detalles.

Una nueva energía porque también es nueva la dirección que asumió el cargo en mayo de este año, pero sobre todo, porque el contexto global en el que opera el Grupo es nuevo. Como explicó Cattaneo al principio, en los últimos 12 meses el escenario ha cambiado debido a la concatenación de acontecimientos que han provocado turbulencias en todos los niveles y han «trastocado el mundo en el que estábamos acostumbrados a vivir». Además de los conocidos eventos geopolíticos pospandémicos, se ha producido un aumento significativo de los tipos de interés –que han pasado del 0 % al 4,5 % de media en la Eurozona– y de la inflación, que ha alcanzado el 5,6 % desde el 0,3 % de 2020, con la correspondiente revisión a la baja del crecimiento del PIB en muchos países.

La situación económica provocó una contracción de la demanda de electricidad en Europa, una considerable inestabilidad del precio de algunas materias primas como el gas (que se reflejó en el coste de la energía) y un aumento del coste de las tecnologías renovables –especialmente la eólica y la solar– desde los bajos niveles alcanzados hace dos años, en consonancia con la evolución del coste del dinero y la inflación.

Sin embargo, el escenario a mediano plazo parece favorable para las utilities: se espera un nuevo aumento de la demanda de electricidad debido a la creciente electrificación del consumo. Al mismo tiempo, gobiernos y reguladores han comprendido bien la necesidad de perseguir una independencia energética cada vez mayor mediante la energía producida a partir de fuentes renovables. Se trata de un contexto en el que el papel de las redes de distribución será crucial para satisfacer la demanda y acomodar la nueva capacidad de las renovables, junto con el de los sistemas de almacenamiento de energía, a su vez cruciales para garantizar tanto la penetración de las renovables como un suministro estable y fiable.

Es en estas premisas en las que nuestro Grupo basa su plan de negocio para los próximos tres años, y es desde esta conciencia desde la que el consejero delegado Cattaneo señala el camino: «En los próximos tres años adoptaremos un enfoque más selectivo de las inversiones», con el foco puesto en la rentabilidad, la flexibilidad y la resiliencia, y con la eficiencia y la eficacia como factores rectores de las operaciones, a través de procesos racionalizados y una organización más ágil.

Este criterio tiene por objeto maximizar la rentabilidad y minimizar el riesgo. Nos centraremos en nuestros principales países –Italia, España, Chile, Brasil, Colombia y EE. UU.– aplicando estrategias integradas, centradas en las redes, las energías renovables y la centralidad de nuestros clientes.

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En nuestro Plan Estratégico, hay tres pilares centrados en el valor, la sostenibilidad y la flexibilidad necesaria para aprovechar todas las oportunidades que ofrece un mundo cada vez más cambiante. El primer pilar es la asignación de capital, con inversiones seleccionadas según la mejor relación riesgo/rentabilidad, enfocándose en los países centrales donde estamos integrados y en las tecnologías menos arriesgadas. El segundo pilar es la eficacia y la eficiencia mediante la optimización de los costes, los procesos y la organización, con una clara rendición de cuentas. El tercer pilar es la sostenibilidad financiera y medioambiental: crearemos valor para todos los stakeholders y contribuiremos a la electrificación del consumo, la transición energética y la lucha contra el cambio climático.

Confirmamos los objetivos de abandonar la generación eléctrica con carbón en 2027, de salir del mercado del gas en 2040 y, en ese mismo año, de lograr cero emisiones netas. Para 2026, el plan también prevé un 86 % de generación con cero emisiones, 12 puntos porcentuales más que el valor previsto para 2023.

De cara al futuro, también será esencial el seguimiento constante de las nuevas soluciones tecnológicas para acelerar la electrificación y la transición energética, desde el hidrógeno verde hasta la energía solar generada en el espacio, pasando por la energía nuclear de nueva generación y los sistemas de almacenamiento de larga duración. De este modo, Enel estará siempre a la altura de los tiempos y podrá aprovechar las mejores oportunidades en cuanto resulten rentables.

Para el trienio 2024-2026 se prevén inversiones brutas por valor de 35 800 millones de euros, de las que el 49 % se destinarán a Italia, el 25 % a España, el 19 % a Latinoamérica y el resto a Norteamérica.

Más de la mitad de las inversiones (18 600 millones de euros) está destinada a las redes: para ellas se presta especial atención al contexto normativo, con el fin de aumentar su resiliencia y nivel de servicio, favorecer el hosting cada vez mayor de renovables, el aumento de las conexiones y, naturalmente, garantizar una remuneración adecuada. Tanto es así que se espera que el Ebitda ordinario del sector de redes sea de unos 8400 millones de euros en 2026, lo que supone un aumento de unos 1000 millones de euros en comparación con las expectativas para 2023 en términos comparables.

Aproximadamente un tercio de las inversiones totales, que asciende a unos 12 100 millones de euros, está destinado al desarrollo de las energías renovables y, en particular, a nueva capacidad eólica on-shore y solar, repotenciación de asset y sistemas de almacenamiento, optando de nuevo por los mercados con la mejor relación riesgo-rentabilidad y aprovechando las asociaciones financieras, de las que se espera financiar unos 6100 millones de euros.

Se prevén inversiones por valor de casi 3000 millones de euros (el 87 % de ellas en España e Italia) para consolidar y ampliar la cartera de clientes.

Como explicó el director financiero Stefano De Angelis, el plan de negocio está orientado hacia el equilibrio financiero: además de una cuidadosa asignación de capital, reduciremos los costes en 1200 millones de euros en comparación con la base de 2022 y, durante el trienio, generaremos un sólido flujo de caja de las operaciones de unos 43 800 millones de euros. De este modo, financiaremos plenamente las inversiones netas y pagaremos dividendos: la empresa impulsará el crecimiento y mantendrá el pago de dividendos sin aumentar la deuda. Esto mejorará significativamente los indicadores financieros del Grupo: las proyecciones hasta 2026 muestran una ratio FFO/deuda neta que aumenta en 14 puntos porcentuales (del 15 % en 2022 al 29 % a finales de 2026) y una ratio deuda neta/Ebitda que disminuye a casi 2,3x en 2026 desde aproximadamente 3,1x en 2022. El Ebitda ordinario también aumentará, alcanzando un rango entre 23 600-24 300 millones de euros en 2026, y el beneficio neto ordinario crecerá hasta un rango entre 7100-7300 millones de euros a finales de 2026.

Unas cifras que respaldan y refuerzan el compromiso del Grupo con los accionistas, a quienes se garantiza un dividendo mínimo por acción de 0,43 euros para todo el trienio, con un incremento potencial de hasta un 70 % de payout sobre el beneficio ordinario neto si se alcanza la neutralidad del flujo de caja.

En resumen, se presentó un plan que prevé la creación de valor para todos los stakeholders, generado por una empresa que, como dijo el consejero delegado, «será cada vez más ágil, flexible y resiliente», en la que la asignación selectiva de capital, la eficiencia y la eficacia serán los pilares del fortalecimiento patrimonial y financiero, y garantizarán la flexibilidad adecuada para aprovechar las oportunidades que surjan.

Si tuviéramos que resumir el plan en una palabra, sería: concreción.