Electrificación sostenible: la clave de la estrategia del Grupo Enel 2023-2025

Electrificación sostenible: la clave de la estrategia del Grupo Enel 2023-2025

En el panorama global actual, nuestro Grupo confirma los caminos que ha emprendido e implementa una reubicación estratégica que le permitirá disponer de una estructura más simple y acelerar el recorrido hacia la electrificación sostenible.

Estabilidad contra volatilidad. Seguridad contra incertidumbre. Independencia energética, garantizada por la producción proveniente de fuentes renovables. Esto es lo que propone el Grupo Enel en su plan estratégico para el trienio 2023-2025, presentado en Milán el pasado 22 de noviembre durante el Capital Markets Day, el evento anual en el que el consejero delegado y director general del Grupo, Francesco Starace, junto con el director de Administración, Finanzas y Control, Alberto De Paoli, han ilustrado los detalles del plan al sector financiero.

Para el Grupo Enel, el recorrido hacia la transición energética no es algo novedoso, sino una convicción, incluso más sólida de lo que ha sido en el pasado. Una transición cada vez más rápida, amplia e inclusiva, perseguida a través de una hoja de ruta que, desde hace tiempo, nuestro Grupo considera como un recorrido obligatorio hacia el progreso y hacia un mundo caracterizado, como no podía ser de otra manera, por la sostenibilidad.

“En los últimos tres años, hemos experimentado una inestabilidad sin precedentes –afirma el ingeniero Starace en su discurso de introducción, en el que ha explicado el contexto energético actual– y tan evidente que es posible explicarla en tan solo unos minutos”. Hay tres números especialmente significativos relacionados con la Unión Europea: un aumento del 250 % en el precio del gas, un aumento del 7 % en el consumo del carbón con respecto al año pasado, y el hecho de que el 70 % de las necesidades energéticas se genera a partir de combustibles fósiles importados. A nivel global, un número récord de eventos meteorológicos extremos, como inundaciones y sequías, ha acentuado de forma dramática el cambio climático que estamos viviendo. “Los efectos combinados de la pandemia y del actual conflicto en las fronteras de Europa –prosigue el consejero delegado y director general– han provocado una drástica aceleración de algunas tendencias ya en curso, como la transición energética y la transformación digital. El contexto actual nos confirma que este es el camino que tenemos que seguir”.

 

La electrificación sostenible: la solución a los retos globales del sector energético

Para que la energía sea nuestra aliada “mientras navegamos en medio de la tormenta y alimentamos un progreso de la sociedad realmente sostenible”, debe satisfacer tres parámetros fundamentales: ser estable, con un coste accesible para todos sin generar impacto alguno sobre el clima y el medioambiente, y lo más inmune posible a las tensiones geopolíticas. Según el ingeniero Starace, se trata de “parámetros perfectamente factibles acelerando la electrificación proveniente de fuentes renovables”. Como sostiene el consejero delegado y director general, alcanzar el objetivo de la UE de aumentar al 70 % la introducción de energías renovables, y combinarlo con un aumento del 35 % de la electrificación de los usos, daría lugar, antes de 2030, a una reducción del 20 % de los costes del consumo de energía y del 30 % del volumen de las importaciones de combustibles fósiles, con una reducción del 55 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, un precio estable de la energía sería un gran impulsor para el crecimiento económico.

Después de todo, los beneficios derivados de la electrificación limpia son muy claros para las instituciones europeas y estadounidenses, que han lanzado importantes paquetes regulatorios a largo plazo para incentivarla (los recursos asignados para alcanzar los objetivos climáticos y energéticos ascienden a 690 000 millones de euros en siete años en la UE, y a 415 000 millones de dólares en diez años en los EE. UU.).

En este contexto, nuestro Grupo, que crece rápidamente en el sector de las energías renovables, como recuerda el consejero delegado y director general, se encuentra en una posición ideal para poder aprovechar todas las oportunidades futuras, ya que desde hace algún tiempo hemos puesto a la transición energética y a la electrificación limpia en el centro de nuestra estrategia. En los últimos años, nuestros esfuerzos han consolidado nuestra independencia energética y reducido enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero. Desde 2015, nuestra producción eólica y solar han aumentado un 250 %, con una reducción drástica del uso de fuentes fósiles. A la vez, hemos ampliado nuestra oferta de productos y servicios diseñados tanto para los hogares como para las empresas y municipios, para poder difundir cada vez más la electrificación de los usos. También, hemos realizado inversiones importantes en la digitalización de nuestras redes que, actualmente, son cada vez más confiables y resilientes frente a fenómenos atmosféricos extremos, y capaces de soportar el notable incremento de la demanda energética.

 

Solidez y crecimiento a pesar de la complejidad del mercado

El alto grado de solidez y resiliencia financiera que estas estrategias han garantizado al Grupo ha sido demostrado claramente en los últimos tres años. A pesar de los grandes cambios causados por la pandemia (caracterizada por una gran inestabilidad de la demanda energética), y del conflicto en Ucrania, el EBITDA –gracias también a las acciones directivas inmediatas– ha pasado de los 18 000 millones de euros de 2020, a los esperados 19 000/19 6000 millones de 2022, compensando la inestabilidad del contexto. Sin embargo, subraya el ingeniero Starace, “la sacudida que hemos experimentado en el mercado del gas, así como la posible evolución de las tasas de interés durante el próximo bienio, es algo que tenemos que tener en cuenta a la hora de planificar las acciones futuras. Se trata de una contingencia que creemos que podrá prolongarse durante, al menos, otros dos años y tenemos que estar listos para trabajar adecuadamente bajo estas condiciones. Trabajar adecuadamente significa gestionar la situación como si se tratase de la normalidad, e incluso poder imaginar desarrollos interesantes en virtud de la misma”. Por tanto, el plan estratégico está concebido para consolidar una posición integrada a lo largo de la cadena de valor, con el fin de respaldar a nuestros clientes en su camino hacia la electrificación con la energía que generamos, con nuestras redes de distribución cada vez más estables y con los productos y servicios que ofrecemos.

 

Los objetivos del nuevo plan

Los objetivos del plan estratégico para 2025 son fundamentalmente tres.

El primero está relacionado con la aceleración de la electrificación sostenible que perseguimos, proporcionando a nuestros clientes energía a precios asequibles y predecibles proveniente, en un 90 % para 2025, de fuentes energéticas de cero emisiones y, por tanto, libres de volatilidad exógena. Esto nos permitirá reducir al mínimo los riesgos, tanto para nosotros como para nuestros clientes, incentivando la transición del uso de energía producida a partir de fuentes fósiles a la electricidad limpia. Para lograrlo, será fundamental el crecimiento de nuestra capacidad renovable instalada, la cual prevemos que alcanzará los 75 GW a fines de 2025. 

Al mismo tiempo, reforzaremos nuestra estrategia comercial y la oferta de servicios e infraestructuras (1,4 millones de infraestructuras de recarga para la movilidad eléctrica en 2025), y los servicios de flexibilidad con 352 MW de almacenamiento detrás del contador y 12,4 GW de Respuesta a la Demanda también en 2025.

Como principal facilitador de este objetivo, nos dirigimos al sector de las redes, en el que nos concentraremos en los países donde la electrificación tiene mayor potencial. Aumentaremos su digitalización adelantándonos siempre a las crecientes exigencias de calidad, disminuyendo el SAIDI en un 35 % y digitalizando al 80 % de los clientes para 2025.

También, se presta especial atención a la reestructuración estratégica de algunas cadenas de suministro en áreas decisivas. Un ejemplo para todos es el de 3Sun, la gigafábrica de paneles fotovoltaicos en Sicilia cuya producción debería aumentar de 200 MW a 3000 MW al año. Una iniciativa que contribuirá a una difusión cada vez mayor de las energías renovables y que, según el ingeniero Starace, “también reducirá nuestra dependencia de Asia en relación con este tipo de tecnología”.

El segundo objetivo es un reposicionamiento de negocios y geografías, con un plan de desmantelamiento de, aproximadamente, 21 000 millones de euros durante el trienio (tasas ya abonadas), que contribuirá a reducir la deuda neta del Grupo en casi 5600 millones de euros para fines de 2022, y en otros 12 000 millones adicionales en 2023. De hecho, el plan prevé potenciar el crecimiento del Grupo en seis países principales, con el objetivo de respaldar la estrategia comercial integrada y mejorar la digitalización y la eficiencia de nuestras redes: esto ofrecerá más oportunidades de crecimiento y, a la vez, garantizará el máximo valor para los accionistas. En resumen, continúa el consejero delegado y director general de Enel, “queremos concentrarnos en los países donde la ambición por la transición energética es más fuerte y está respaldada por políticas regulatorias adecuadas, y donde nuestro modelo de negocio y nuestro know-how tecnológico son más valorados”.

Las acciones y las inversiones del plan estratégico se basan en principios férreos de sostenibilidad y tienen como objetivo, para 2025, contribuir de forma significativa al proceso de descarbonización, imprescindible para el futuro del planeta y para nuestra visión a largo plazo: de hecho, se ha confirmado el objetivo de nuestro Grupo de cero emisiones para 2040, ya anunciado el año pasado. “La señal más tangible –afirma el consejero delegado y director general– de nuestra determinación y profesionalidad en la lucha contra el cambio climático”.

Para alcanzar estos objetivos, el Grupo prevé una inversión, durante el trienio, de casi 37 000 millones de euros, el 94 % de los cuales están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 7, ODS 9, ODS 11, ODS 13) establecidos por las Naciones Unidas, y más del 80 % alineados con los criterios de la taxonomía europea.

Por ello, como ilustra el director de Administración, Finanzas y Control Alberto De Paoli a los analistas, el tercer objetivo del plan será el crecimiento y la solidez financiera del Grupo. Para 2025, se estima un crecimiento del EBITDA ordinario de Grupo de hasta 22 000/22 800 millones de euros, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR, por sus siglas en inglés) del 46 %, mientras se prevé que el beneficio ordinario neto alcance los 7000/7200 millones de euros contra los 5000/53000 millones actuales, un crecimiento de entre el 10 y el 13 % siempre en términos de CAGR, mientras que la relación FFO/ND alcanzará un 28 % ya en 2023, permaneciendo invariable durante dos años consecutivos. Para los accionistas, se prevé un dividendo por acción (DPS) de 0,43 euros para el trienio, contra los 0,40 de 2022, cifra que, para 2024 y 2025, se considera como un mínimo sostenible.

Al mismo tiempo, el plan trienal promete la creación de un notable valor compartido no solo para los accionistas, sino también para el resto de los stakeholders. Se espera que la estrategia comercial integrada permita a los clientes del Grupo beneficiarse con una reducción promedio de casi el 20 % del gasto energético doméstico, garantizando una calidad cada vez mayor del servicio, mientras se prevé que las inversiones en los países donde Enel opera contribuirán a un incremento acumulado del Producto Interior Bruto de, aproximadamente, 70 000 millones de euros. Efectos positivos también para el personal del Grupo, ya que al 40 % del mismo se dedicarán programas de upskilling o reskilling, y también para los socios (aproximadamente 15 000 millones de euros en inversiones de transición a través de la colaboración dentro del modelo de stewardship).

“El plan es claro y ambicioso, con objetivos bien establecidos desde un punto de vista de retorno de la inversión, de solidez financiera y de resultados operativos”, afirma el consejero delegado y director general. “Pero también, desde hace tiempo, tenemos en cuenta otras métricas que no son totalmente financieras, que nos ayudan a entender cómo la trayectoria de la empresa puede ser más sostenible y menos arriesgada a lo largo del tiempo. Cuando digo arriesgada, me refiero a desconectada de las necesidades de la sociedad en la que operamos. Para una empresa, perder el contacto con la realidad es un gran peligro. Prestar atención a la comunidad y a nuestra base de clientes, a la que tenemos que proteger de la inestabilidad del contexto, es imprescindible. Sin olvidar la atención hacia nuestros compañeros, con el fin de que sientan que forman parte de este viaje hacia el progreso que queremos emprender juntos. No importa lo que nos depare el futuro, ya que gracias a estos fundamentos seremos capaces de afrontar cualquier cosa”.