La electricidad en el centro de un sistema energético integrado

La electricidad en el centro de un sistema energético integrado

La electricidad está en el centro del sistema energético: por eso el FEM (Foro Económico Mundial), junto con Enel, ha producido un estudio sobre cómo optimizar su integración con el resto de los sectores y ha lanzado nuevos aceleradores para las energías limpias y la electrificación.

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La electricidad es la columna vertebral de la transición energética hacia un sistema sostenible. Y del mismo modo que la columna vertebral está coordinada con las demás partes del cuerpo, la electricidad debe integrarse con todos los componentes del sistema energético y, en general, del sistema económico: desde el transporte hasta los sistemas digitales, desde la agricultura hasta la gestión de las aguas residuales.

Es un tema fundamental y siempre actual y, por esta razón, está en el centro del reciente estudio realizado por el FEM –con la contribución de importantes empresas, entre ellas Enel–presentado durante la reunión anual de Davos.

 

Para una visión orgánica

El informe se titula «Electricity+: Electricity as the Backbone of an Integrated Energy System» (Electricidad+: la electricidad como la columna vertebral de un sistema integrado de energía) y tiene como objetivo evaluar la situación actual para luego identificar oportunidades y márgenes de mejora.

El punto de partida del estudio es que, para limitar el aumento de las temperaturas globales a 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales, es necesario pasar a un sistema energético de cero emisiones netas: un requisito que puede cumplirse con la electricidad obtenida de fuentes limpias y encuadradas en un contexto eficiente e integrado.

Si bien muchos esfuerzos se dedican justamente a la generación de energía, es igualmente importante considerar la eficiencia del sistema energético en su conjunto, fruto de acciones y tecnologías a menudo implementadas de forma individual y sin una visión orgánica. De ahí la urgencia de una integración razonada y coordinada.

Las áreas clave identificadas en el documento son seis:

  • las infraestructuras relacionadas con el gas;
  • los sistemas digitales;
  • los transportes;
  • los combustibles líquidos y el hidrógeno;
  • la gestión de los recursos hídricos;
  • el tratamiento y el reciclaje de residuos.

En cada una de estas áreas, la integración con la electricidad puede aportar ventajas en términos de eficiencia, valor económico (y, por tanto, de empleo) e impacto medioambiental (y, en consecuencia, en la salud).

Esto afecta a todos los aspectos del sistema eléctrico:

  • la generación, tanto a gran escala como distribuida;
  • la transmisión y modernización de las infraestructuras de interconexión correspondientes;
  • la distribución cada vez más digitalizada;
  • el almacenamiento necesario para garantizar la estabilidad del sistema;
  • la electrificación de los usos finales.

 

Enel y la agricultura sostenible

Serán cuatro los sectores económicos decisivos que se beneficiarán de esta integración:

1. la construcción;

2. la industria;

3. la movilidad;

4. la agricultura.

En este sentido, se cita como caso de estudio el ejemplo de Genagricola, la mayor empresa agrícola italiana: gracias a una colaboración iniciada con Enel en todos los ámbitos, pretende convertirse en la primera empresa agrícola italiana de impacto cero. El acuerdo prevé la instalación de paneles fotovoltaicos, la transición a una flota de vehículos eléctricos de empresa y un sistema de control integrado para optimizar el consumo.

Luego, el estudio considera las posibles formas de aplicar el modelo descrito. En particular, el análisis se centra en tres mercados avanzados, pero diferentes entre sí: España, Reino Unido y California. Estos lugares son ejemplos representativos de un modelo que también se puede adaptar, con las variantes correspondientes, a otras realidades geográficas y económicas. Para cada uno de los tres contextos se destacan los puntos fuertes, pero también los objetivos a alcanzar y las intervenciones necesarias para lograrlos.

En líneas generales, para hacer posible una integración verdaderamente orgánica entre la electricidad y otras áreas del sistema económico, es necesario seguir impulsando:

  • la investigación tecnológica dirigida;
  • la formación de personal cualificado y dotado de las competencias transversales necesarias;
  • la innovación en los modelos de negocio;
  • y, sobre todo, una organización funcional para la gestión de todas las operaciones, así como la contribución activa de los ciudadanos con su comportamiento y sus opciones de mercado.

Todos aspectos a declinar naturalmente según los contextos y su nivel de evolución.

Por tanto, este estudio sirve de base para iniciar un debate en todos los niveles: en el ámbito público y privado, como estímulo para favorecer el nacimiento de colaboraciones, y como instrumento a disposición de los gobiernos para la adopción de políticas apropiadas, con el fin de estructurar un sistema cada vez más integrado y, por tanto, más eficiente y sostenible.

 

Aceleradores para la transición energética

La urgencia de la transición energética y el papel central que representa la electricidad son temas de tal importancia que han inspirado otras tantas iniciativas del FEM: en la reunión de Davos se pusieron en marcha dos aceleradores para dirigir las acciones necesarias en la próxima década.

Cada uno de los dos programas de aceleración, basados en la colaboración de actores públicos y privados, tiene dos objetivos:

  • por un lado, promover la implementación de iniciativas concretas por parte de los gobiernos y las empresas;
  • por otro lado, compartir soluciones que han demostrado ser efectivas, tanto en términos de políticas como de modelos de negocio.

El primer acelerador, Clean Power and Delivery Accelerator, abordará los temas interconectados de la crisis climática, la transición energética y la protección de la biodiversidad.

Para ello, es necesario aumentar la producción de energías limpias, como las fuentes renovables y el hidrógeno verde, y mejorar la eficiencia de las infraestructuras, especialmente, de las redes de distribución.

El segundo acelerador, Electrification Accelerator, se centrará en el consumo: el paso a la electricidad en sectores como la construcción, el transporte y la industria es un elemento clave de la transición energética, ya que mejora la eficiencia y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.

 

La electrificación beneficia al sistema

«Cuando pensamos en la electrificación –ya que la electricidad es menos costosa, más segura y ambientalmente sostenible–, comenzamos a tenerla en cuenta para otras nuevas aplicaciones», explicó nuestro consejero delegado y director general Francesco Starace durante la conferencia de prensa organizada por el FEM para presentar los aceleradores.

«Por ejemplo, toda la industria automotriz mundial se está moviendo hacia el modo eléctrico, pero también otros sectores como la construcción y la calefacción».

«Sin embargo, esto no es algo que la industria pueda hacer por sí sola», añadió Starace. «Si bien las utilities pueden actuar directamente en la descarbonización de la generación de electricidad, cambiar de calefacción de gas a bombas de calor es una elección del consumidor: como empresa, nuestra tarea es ayudarlos a comprender las ventajas y despejar sus dudas».

Para difundir cada vez más la electrificación del consumo se necesitan inversiones e innovación, y para ello también es fundamental el papel de las instituciones: «Por tanto, los responsables de la toma de decisiones deben entender que la transición de los combustibles fósiles a la electricidad beneficia a todo el sistema».

Para las tres dimensiones en juego, a saber, la económica, la tecnológica y la institucional, entra en juego la nueva iniciativa, tal como subrayó nuestro consejero delegado y director general: «Todos estos son ámbitos para los que el nuevo acelerador de la electrificación podrá crear una base de datos con ejemplos de buenas prácticas, que puedan ayudar a seguir en esta dirección y permitir que otros las adopten sin tener que reinventarlo todo cada vez».